lunes, 14 de diciembre de 2009

Hoy, Mauricio es Posse Pagina12 13-12-09

Por José Pablo Feinmann

Y de pronto: el tsunami Posse. Pocos hombres elegidos para un puesto han dicho tantas inconveniencias antes de asumir. Esas cosas se dicen después o no se dicen. Los sagaces, los políticos habilidosos, tienen la cautela de no anunciar sus canalladas si están dispuestos a cometerlas. O a no ser excesivamente sinceros si saben que eso que piensan les habrá de caer mal a muchas personas, aunque él las odie. Pero se supone que tendrá que negociar con ellas. Eso es la política. Aunque hay algo ya largamente probado: “los K” –como les dice la “oposición” para simular que se trata de un gobierno familiar, de apenas dos personas autoritarias, una especie de orden feudal en pleno siglo XXI– logran, sin proponérselo, que sus enemigos (no adversarios, éstos son abiertamente enemigos) exhiban abiertamente lo peor de sí. Que les brote la basura por todos sus poros. El odio. Que pierdan la paciencia. Que no sepan moderarse. Posse es la más reciente de estas víctimas. Figura entre las más espectaculares. Otras, al expresarse por medio de “libros”, meten menos ruido, aunque nunca poco. Pensemos brevemente en la cantidad de libros que han salido últimamente para arrojar material defecatorio, excremental, estiercolero, sobre la figura de “los K”. Uno de Aguinis, otro de Majul, enseguida uno de un periodista de Perfil, Edi Zunino, antes uno del infaltable Joaquín Morales Solá, un hombre genuinamente atormentado por la también llamada “pareja presidencial”, y ahora, en el colmo del disparate, uno del prestigioso ensayista a quien se suele llamar “el Negro Oro”. No han incurrido en esta modalidad ni Natalio Botana, ni Santiago Kovadloff, ni Beatriz Sarlo ni Tulio Halperin Donghi ni Carlos Altamirano. Por citar algunos que uno habría leído con cierta atención, abierto a sus argumentos. No, son periodistas con un tufillo aventurero. Gente que no ha demostrado talento ensayístico ni ha atesorado prestigio intelectual a lo largo de los años. ¿Qué son, qué buscan? Ventas rápidas, trepar en las listas de best-sellers. Son libros-cacerola. Hay, todavía, una clase media que se los devora. La cuestión es: ¿hay tanta basura para arrojar sobre “los K”? ¿Consigue esa basura abastecer a cinco libros? No, creo que el libro anti-K se ha transformado en un libro de autoayuda. Permite a la Mesa de Enlace (“¿Qué pasó con la Mesa de Enlace?”, se pregunta Barcelona en su reciente número), a los garcas de todo tipo, a la “oposición” (Cobos, Carrió, Michetti) y a toda la inmensa clase media teflonera tener enhiestas sus esperanzas destituyentes. El Plan de Gobierno de la “oposición” es claro y, sobre todo, nada institucional: “Que no lleguen al 2011”. Eso es todo. Pese a ser, entonces, libros de autoayuda, no venden tanto como los verdaderos: los que “curan” el alma. Vuelvo a recurrir a mis admirados barceloneses: “Después de Ari Paluch y Guillermo Andino, los editores salen a cazar a ‘cualquier boludo famoso que firme un libro de autoayuda’”. De esta forma, muchos periodistas “ya han sido tentados para publicar sus propios libros con historias personales, ejemplos de vida, anécdotas estúpidas con moralejas infantiles ‘y todo eso que a la gente boluda le encanta leer para sentirse menos boluda’” (Barcelona, 4/12/2009). No se requiere ni saber escribir. Las editoriales tienen sus escribientes. Sería atinado pensar que el Negro Oro y Aguinis son a la política eso que Ari Paluch y Guillermo Andino son a la autoayuda: escriben, arman, traman, inventan, dicen algunas verdades (al fin y al cabo, es cierto que hay corrupción en este gobierno, sólo que lo que nos espera con el horrible fascismo que está armándose es mucho, pero mucho peor), mienten con descaro, destilan un odio enfermizo, escupen, gritan, sudan y entregan “todo eso que a la gente boluda le gusta leer para sentirse menos boluda”. En este caso, menos sola, más esperanzada, creyendo que llegará el día en que los “terroristas que nos gobiernan” serán destituidos.
Pero Posse ha traspuesto los límites. Yo lo conocía al personaje. Sabía que era un escritor mediocre. Que había escrito una mediocre biografía de Eva Perón. Que había tenido un cargo diplomático en Praga y aprovechó la volada para escribir sobre la estadía del Che Guevara en ese lugar. Estuvo un año ahí y nadie sabe qué le pasó. Posse se puso a investigar y no consiguió mucho. Pero igual publicó un libro apologético sobre Guevara. Antes me lo había cruzado en el sepelio de Fernando Ayala, a quien yo tenía estima por ser el socio de Olivera en Aries y haber financiado los films de Aristarain, entre ellos Ultimos días de la víctima. Yo acababa de estrenar Eva Perón. Con dirección de Desanzo y la gran actuación de Esther Goris. Me divertía preguntarle a todo personaje que hubiera escrito algo sobre Evita si no creía que yo lo había plagiado, pues a muchos se les daba por decir esto. Le dije a Posse: “Habrá advertido que tomé algunas cosas de su libro”. Sonrió feliz. Y me respondió: “Sí, pero no importa”. Por dentro, yo me divertía como loco. Nunca fallaba. Hasta a alguien que tenía una tía que había escrito algo llamado Evita íntima le tendí la misma trampa. Y también me perdonó. Gente generosa. Al único que plagié fue al Sartre del Saint Genet, comediante y mártir. Antes lo había hecho Sebreli, por lo cual algunos despistados me acusaron de haberlo plagiado a Sebreli. Luego supe de Posse por una polémica que tuvo con Tomás Eloy Martínez. Tomás lo acusó de haber sido “colaborador de la dictadura militar”. Me llegó un sobre de Posse. Se lo habrá enviado a algunos para que se enteraran de su respuesta en La Nación, en caso de no haberla leído. Era mi caso. Leí su carta, era de enero de 1998, y decía: “(Martínez) me acusó de haber sido ‘colaborador de la dictadura militar’, simplemente porque no renuncié a mi carrera diplomática (...). Entre 1973 y 1979 era secretario y cónsul en la deliciosa Venecia. Me causaría horror haber renunciado y tener que pensar hoy que lo hice por Galimberti y Firmenich” (La Nación, Cartas de Lectores, 23/12/97). No, cavernícola ignorante, usted no tenía que abandonar su maldita “deliciosa Venecia” por Galimberti y Firmenich, sino porque era funcionario de un gobierno de asesinos, porque, al serlo, era cómplice de ellos, tenía tanta sangre en sus manos como los mercenarios que arrasaban familias, robaban niños, violaban mujeres, torturaban a los hijos delante de sus padres, empalaban seres humanos. (Ver: Feinmann, La sangre derramada, 1998, Buenos Aires, Ariel, p. 136.)
Años después (sin saber nada durante largo tiempo del personaje), me encuentro con otro artículo suyo en La Nación. Describe tan precisamente la modalidad de la tortura bajo los militares que lo he citado en el fascículo N° 106 de mi dilatada obra sobre el peronismo: “Adoptaron la doctrina de la ‘tortura técnica’, rigurosamente limitada e informativa, para desarticular la organización de las células de acción. (Se sabe que la pretensión ‘técnica’ termina invariablemente en abuso, sadismo y la degradación, tanto del torturado como del torturador. Basta considerar lo que está pasando en Irak.)”
“Se estableció una represión legítima frente al alzamiento, pero ejecutada por usurpadores y por medios ilegales e inconfesables” (La Nación, 24 de marzo de 2006). El artículo era a propósito de los 30 años del golpe militar del 24 de marzo. Concluía con democráticos llamamientos a la concordia nacional: “Ojalá esta conmemoración sirva para sellar la puerta del infierno, para no volver la cabeza y paralizarnos en el odio renovado”. Posse ha enloquecido. Cree que los “troskoleninistas” del gobierno Cristina Fernández han abierto de par en par las puertas del infierno. Pero aunque así lo crea, debió haberlo dicho de otro modo. No pudo. No pueden. El odio los denuncia. Se desbocan. Les brotan colmillos. A Macri también. ¿O no sabe a quién pone? ¿Tan ingenuo es? No, si Macri pone al Fino Palacios y a Abel Posse es porque los elige. Y si los elige es porque son fascistas. Y si alguien elige fascistas para que lo acompañen es porque con ellos está cómodo. Y si lo está es porque con la democracia se siente mal, se siente atado. Y los que todavía no se dieron cuenta es porque son tan fascistas como él. La cuestión no es Posse: es Macri. Pareciera que se está transformando aceleradamente en alguien más tenebroso que el muchacho alegre de los ’90, que el hijo de papá con futuro, que el dirigente de Boca, que el entusiasta cantante de temas de Freddy Mercury. Cuidado: ése ya no es Macri. Supongo que no se habrá olvidado el eslogan de la campaña electoral de Filmus contra Mauricio: Mauricio es Macri. No, mucho peor. Hoy, Mauricio es Posse.

martes, 8 de diciembre de 2009

Poco Viento Editorial 6-12-09

A dos años de la asunción del gobernador Binner es oportuno hacer un balance de su gestión.

Sin lugar a dudas que los últimos meses no son para nada buenos para el gobierno socialista.
Los vientos de cambios que se anunciaban con la llegada del Gobernador Hermes Binner alivianaron su marcha o simplemente se detuvieron.
Ahora ¿Realmente se detuvieron o es que nunca comenzaron a soplar y detrás del gabinete socialista se encuentra una maquina publicitaria infernal, acompañada por una parte importante de la prensa?
Si hacemos un breve repaso por algunas de las promesas realizadas durante la campaña, nos encontramos con que nada o casi nada cambió en la provincia de Santa Fe.
Sin caer tampoco en la demagogia y pretender que se solucionen todos los problemas en apenas dos años, hay que decir que la provincia continua ostentando altos índices de marginalidad y desigualdad, que el aumento del déficit fiscal se incrementa permanentemente, que la tan mentada renovación de la corte suprema está lejos de producirse, manifestándose la voluntad de cambio solo en expresiones periodísticas.
Entre los aspectos positivos se pueden destacar algunas mejoras en el ámbito de la salud publica y el impulso a la cultura, exceptuando el reciente nombramiento como persona ilustre a la Señora de los almuerzos.
A todos estos conflictos estructurales que arrastra la provincia se le suman el conflicto docente, que si bien no existía como tal tiempo atrás por el hecho de que fuimos una de las provincias en arrancar las actividades en tiempo normal no se pudo terminar de la mejor manera en virtud de no acordar entre las partes.
La frutilla del postre ocurrió durante esta semana a través del desprolijo y frustrado nombramiento del Secretario de Seguridad Giacometti quien había sido anunciado por el ministro de gobierno.
Para estos días se aguarda un recambio en las segundas líneas del gabinete en busca de la oxigenación. A manera de conclusión podemos decir que el tan mentado consenso que se intenta imponer desde algunos sectores mediáticos y la clase política, la cual integra Binner, no se ve plasmado en la practica del gobierno provincia. Muestra de ello es el fracaso de la reforma tributaria en la legislatura provincial, reforma que podría haber sido fruto de un dialogo sincero entre las distintas fuerzas políticas que tienen la tarea de conducir los intereses de los santafesinos.

lunes, 16 de noviembre de 2009

José I. Graells Editorial 18/10/09

Por lo general, desde Voces Imprudentes nos abocamos a cuestiones políticas y sus aspectos coyunturales. Pero teniendo en cuenta el revuelo mediático que se generó a partir de las declaraciones de Maradona luego de vencer a Uruguay, nos pareció pertinente dedicar estas líneas al asunto.
Existe una coincidencia generalizada de que las palabras de Maradona, fueron por lo menos, desacertadas. La falta de educación, y la pobreza en todos sus sentidos, quedaron expuestas una vez más.
Innumerables son las frases y hechos en los que Maradona fue noticia por sus exabruptos verbales. Desde el Papa para abajo, pasando por presidentes, dirigentes y periodistas, todos fueron blancos de las habladurías del Diez.
Pese a todo, el último gran ídolo argentino, sigue adelante. Continua su camino bajo la protección y compañía del dueño del circo, Julio Grondona, el payaso de Bilardo y un sequito de periodistas amigos. Perdón, y sus hijas, que al mejor estilo Cobos, son fuente de consulta de sus decisiones.
Por su parte, la prensa volvió a jugar el papel que mejor le sienta: la victimizacion. Rápidamente, la corporación mediática repudió los dichos reproduciéndolos una y otra vez, evidenciando lo que ya es explicito; la pornografia de la información.

¿Porque Maradona ataca a la prensa?
¿No fue la prensa quien lo cubrió y respaldó durante toda su carrera futbolística?
¿No es acaso el lobby de la empresa Torneos y Competencias quien lo depositó en su cargo?
¿Por qué la prensa ataca a Maradona? ¿Por qué el equipo juega mal o por que solo da notas a sus amigos?
¿Los cuestionamientos periodísticos no se relacionan con la posición de Maradona respecto a la ley de medios?

Primer Editorial 20/9/09 J. Graells- N. Del Barco

Sin dudas que el centro de atención en estos días, estuvo centrado, por tercera semana consecutiva, en el Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales.
Los grandes medios concentrados, dejaron atrás, por un momento al menos, la problemática campestre y se dedicaron a establecer un discurso autorreferencial.
El oficialismo, encabezado por la Presidenta, tomó nota de los errores cometidos en el pasado y a comienzos de la semana anunció la imposibilidad de participación de las telefónicas en el negocio de la Tv por cable. La decisión sorprendió a propios y extraños.
En el arco opositor quedaron en evidencia las dificultades de articulación de un discurso que sea creíble para oponerse al tratamiento de la ley.
Ya en Diputados, y lejos de preocuparse por las formas, continuaron con las muestras democráticas retirándose del recinto un tiempo antes de la votación. Lilitos, macristas y radicales prefirieron no debatir en su ámbito natural, el Congreso, eligiendo trasladarse al lugar que mejor los trata: LOS MEDIOS.
Con media sanción adentro, desde el establishment periodístico, Clarín “diagnostico” “signo de debilitamiento político K”, “un gesto desesperado” dijo Morales Sola en La Nación,

Como estudiantes de Comunicación Social, y futuros comunicadores, en esta editorial, la primera, nos interesa dejar expresamente marcado nuestro respaldo y apoyo al proyecto.
Quienes entendemos la comunicación como un DERECHO y no como mercancía, consideramos de carácter imprescindible la sanción de esta Ley.
Se hace necesario, de una vez por todas, dejar atrás la Ley de radiodifusión implementada por la Dictadura Militar, y las sucesivas modificaciones que realizaron los gobiernos democráticos a favor de la concentración y monopolización de los medios.

José I. Graells Editorial 4/10/09

Nuevamente en este espacio, el proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual, nos vuelve a convocar.
Finalmente y luego de varias jornadas de debate en el senado, el Kirchnerismo consiguió que se firmara el dictamen que le posibilitará tratar la iniciativa el viernes próximo.
Todo indicaría que el oficialismo junto a los bloques aliados contarían con los votos suficientes para aprobar la ley.
¿Podemos llegar a imaginar lo que ocurra a partir de ese momento? Probablemente no. O sí.
¿Debemos esperar un comportamiento diferente al hasta ahora promovido por los grupos mediáticos concentrados?
¿De verdad creemos que Clarín va a dejar de lado sus reacciones histéricas? ¿Qué TN va a abandonar su intención de conmover a los televidentes con la absurda idea de su posible desaparición?
¿Qué el diputado Francisco De Narváez, se va a desprender de sus medios por que es incompatible con sus funciones?
¿Qué la iglesia va a dejar de comportarse como un partido político opositor, mientras éste es el gobierno que más la financia?
¿Qué el gobierno va a dejar de mentirnos con los índices de precios, inflación y pobreza?

No. Nada, o casi nada, podemos esperar de todo esto.
Como aspectos positivos se desprenden, la voluntad política de un gobierno democrático que decidió ponerle fin a una de las tantas leyes implementadas por la última dictadura militar.
La participación de toda la ciudadanía en los debates, charlas, conferencias y seminarios. Las intervenciones activas de las Universidades Publicas, sindicatos y Organizaciones no gubernamentales.
El debate en sí mismo. Cualquiera sea la posición, a favor o en contra, lo que se discutió durante este tiempo fue el rol de los medios de comunicación y su interacción con el conjunto de la sociedad.
Volvieron a reaparecer palabras que muchos escribas habían decretado de muerte: Monopolio, concentración, democratización, libertad de empresa.
Los “patrones” mediáticos, desesperados ante el avance de la ley, perdieron la compostura y decidieron mostrarse. Hoy todos conocemos quienes son, cuantas empresas poseen, como construyeron su fortuna, que vínculos políticos los sostienen.

El saldo para algunos parece demoledor. El desprestigio y la falta de credibilidad los envuelve y los salpica casi por completo.
Ahora, el tema es saber cuan manchado o debilitado quedara el gobierno.

Hugo Presman

LA BATALLA POLÍTICA DEL LENGUAJE
Hace 20 años caía el Muro de Berlín. Bajo sus piedras se sepultó la palabra pueblo y emergió “la gente”. En la postmodernidad el ciudadano se convirtió en vecino como si fuera meramente un consorcista o un consumidor pasando a ser un ente económico amputado de su carácter político. El “periodismo independiente” calificó de paro un lock out patronal y denominó campesino a un pequeño propietario cuyo capital en la pampa húmeda supera el millón de dólares. La huelga, en el nuevo ángulo de observación, no se la mira desde el lado del trabajador sino del usuario. La destrucción de la legislación laboral se la envolvió bajo el eufemismo de flexibilización. La distribución del ingreso no sería consecuencia de políticas activas sino del desborde de la copa de los satisfechos. La teoría del derrame por el cual la prosperidad de los ricos produciría la mejoría de los pobres fue una adaptación moderna de Las fábulas de Esopo. Los aeropuertos y los shoppings son no lugares, el equilibrio fiscal proclamado como mandamiento por los liberales es meramente caja cuando lo hace un no liberal, la pobreza conmueve a los que la originaron y todo movimiento social será sinónimo de clientelismo. El tránsito siempre estará asociado a la palabra caos, De Ángeli a la “mesura” de los funcionales al Poder, el rabino Bergman a la sensatez y el Cardenal Bergoglio a las campañas de Caritas, loables pero nunca calificadas de clientelismo religioso. Campo no es una definición geográfica, sino una inventada categoría política que remite a un escenario donde no hay controversia sino consenso, donde no hay intereses económicos diferentes sino armonía bucólica, donde no hay peones y trabajo infantil sino integrantes felices émulos de la familia Ingalls. Clientelismo será la forma de descalificar todo plan social, aunque el mismo no caiga en arbitrariedades en que incurren algunos de ellos. Asignar grandes cantidades de dinero entre pocos será considerado un incentivo a la inversión. En cambio, distribuir pequeñas cantidades a muchos, siempre llevará el estigma de clientelismo.
Limpiar el idioma de los atropellos de los falsificadores, desvestirlos de sus imposturas, que la palabra comunique y no obstruya la comprensión, forma parte de la batalla política del lenguaje. Ahí donde se libra un combate más por la liberación. Tal vez uno de los primeros. Necesario, imprescindible para descubrir a los modernos recreadores de la Torre de Babel