martes, 4 de mayo de 2010

Editorial Domingo 2-5-2010


José I. Graells

Los días pasan y el ambiente se recalienta a cada instante. La cercanía del 2011 hace que cada uno de los sectores políticos y sociales en pugna continúen con el tejido de acercamientos y alianzas.
Si bien se pretende hacer creer que existen dos grupos, el “A” que representa a la oposición unida y el B el oficialismo, la cuestión no parece tan sencilla. El grupo A que refleja la oposición no es tan uniforme ni compacto como se pretende, en muchos casos las diferencias son evidentes en otros se disimulan perfectamente.
En los últimos tiempos parece difícil tratar de encontrar alguna diferencia entre los discursos de Proyecto Sur y el macrismo por ejemplo. Tanto se parecen que hasta coinciden en el juego preferido: el ESPIONAJE.
Por detrás del grupo A, ¿Por detrás? Por delante claramente y asumiendo sin tapujos ese lugar se encuentra la cabeza, EL MONOPOLIO, especie de cerebro atrofiado que intenta encauzar a una oposición que ante cada paso comete un error.
No es fácil la tarea que lleva adelante teniendo en cuenta los alumnos que tiene, pero…son millones las razones que tiene para dar la batalla.
La ultima estrategia mediática, decimos última en sentido de reciente, por que esto solo puede llegar al final cuando cumplan su objetivo: ELIMINAR AL KIRCHNERISMO consiste en sacar a sus plumas a la calle y mostrarse como victimas del autoritarismo K. Así asistimos a interminables editoriales y notas en donde se reflejaba el “miedo y la preocupación”. Desde Morales Sola hasta Granata sin escala. Sin escala es también con la liviandad que algunos comunicadores utilizan los significados de las palabras. DICTADURA, MUERTE, FASCISMO, son solo algunos ejemplos con los que se trasmite su “temor”. Ahora… ¿no es mucho cinismo? ¿Nada de vergüenza les provoca?
Se hace imprescindible decir que en esta dictadura K, como ellos la llaman, no existe un solo periodista censurado, y las pruebas están a la vista: cada uno dice lo que le venga en gana y no pasa nada. O acaso no fue este el gobierno que derogó a fines del año pasado el delito de calumnias e injurias.
El periodismo no puede ni debe quedar exento de las criticas y cuestionamientos de la sociedad. Nosotros, los periodistas somos quienes elegimos poner a disposición del resto nuestras opiniones y puntos de vista y es por ello que debemos aceptar cuando no son del gusto de los otros. El juzgamiento público de esta semana no es más que la comunión de un grupo de personas que no piensan ni avalan las opiniones de ciertos periodistas.
El pueblo, la ciudadanía juzga constantemente. Lo hace con la clase política y ahora decidió hacerlo con periodistas. No esta mal, es parte de la democracia, solo que algunos no están acostumbrados.
Reprimir este tipo de actos seria sí coartar la libertad de expresión.

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