jueves, 26 de agosto de 2010

ENTREVISTA A VICTOR HUGO EN EL PÁGINA DE HOY

“Sin dudas, todo es opinión”


Este domingo presenta en Canal 9 Bajada de línea, ciclo periodístico en el que seguirá ejerciendo su derecho a opinar. Razón suficiente para embarcarse en un diálogo en el que Víctor Hugo analiza tiempos tormentosos, pero que le producen disfrute.

Por Emanuel Respighi


Desde hace un tiempo –y puede arriesgarse que sin proponérselo– Víctor Hugo Morales está ubicado en el ojo de la tormenta mediática. No es que el relator y periodista haya cambiado el bajo y respetuoso perfil con el que siempre supo manejar su carrera. Tampoco es consecuencia de haber modificado sustancialmente su manera de pensar. De hecho, basta escucharlo en sus programas diarios en Radio Continental para comprobar que sigue peleando por las mismas causas por las que lo hacía diez o quince años atrás. Lo que cambió, en todo caso, fue el contexto mediático-político en el que ejerce una profesión que sólo admite cargada de opinión. En medio de una contienda mediática sin precedentes, cada reflexión del uruguayo –reproducida una y otra vez en programas periodísticos y de archivo– suma seguidores y detractores, en proporción y fervor similares. En esta sobreexposición a la que fue erigido como referente válido para cuanto debate surja por ahí, el uruguayo regresará el domingo a la TV de aire con Bajada de línea, un programa periodístico que Canal 9 emitirá desde las 21.30.



Declaración de principios, antítesis del “periodismo independiente” expuesto en este último tiempo a cosificarse en mero y perverso slogan, el título del programa con el que Víctor Hugo retorna a la pantalla no admite ambigüedades. Producido por GP Media (la productora de Gastón Portal), Bajada de línea intentará abordar temas de actualidad con un fuerte contenido de opinión. Un programa que invariablemente está hecho a la medida de un periodista que nunca ocultó ni encubrió sus convicciones, al punto que por sus dichos en su ciclo radial fue objeto en el último año de críticas, operaciones y difamaciones de toda índole y calaña. Por ello, el conductor de La mañana (de 9 a 13) y Competencia (de 19 a 21) en Continental se aseguró de encargarse él mismo de la producción general y el contenido editorial de Bajada de línea, mientras que el formato, el material de archivo y la producción televisiva se encomendaron a GP Media.



“Se trata de un programa con opinión, como cualquier otro”, reflexiona Morales ante Página/12, en una de las oficinas de producción existentes en el laberíntico edifico de la radio de Prisa. “No tengo dudas de que todo es opinión. Desde la manera en que se presenta una nota, hasta el lugar que ocupa en un noticiero, se está opinando. No necesariamente la opinión está marcada en el análisis de cada una de las palabras que alguien diga. La opinión, como hoy está expuesta más que nunca en la Argentina, está en la construcción del mensaje”, subraya.



–¿Cómo ubica su programa dentro de la actual disputa política? ¿Tiene alguna posición tomada frente al Gobierno?



–No soy una persona que tenga algo que ver con el Gobierno. Tampoco tengo odio contra el Gobierno. Observo que este Gobierno ha hecho muchas cosas positivas, algunas de las cuales me tuvieron a mí peleando toda la vida por que ocurriesen. Entonces, mal podía yo confrontar con esas ideas que apoyé y estimulé desde mucho antes de los Kirchner. Y mal podría traicionarme estando en contra del Gobierno nada más que porque sí, como ocurre con muchísimos periodistas hoy día, que se han dejado llevar por la antipatía que les puede provocar este Gobierno. No tengo ni antipatía ni simpatía por el Gobierno. No tengo ninguna relación, no tengo contacto, no me siento a conversar con funcionarios, no conozco a Néstor Kirchner ni a la Presidenta. Tampoco quiero hacerlo. No me gusta tomar contacto con los protagonistas. Prefiero mantener una gran distancia para tener la independencia que tengo.



–Una independencia que no sólo es política, sino también empresarial.



–Soy independiente del poder. En este momento, en el país hay dos poderes. Siempre se creyó que el poder es el gobierno, pero siempre tuve la certeza de que el poder en Argentina es un grupo periodístico como Clarín al que por fin se le está cayendo la máscara de la libertad de prensa con la que se protegió durante estos años. Disfruto mucho de este momento y no tengo ningún problema en dejar algunos jirones si la recompensa es que la gente sepa lo que es ese grupo. Después, si la gente quiere consumirlo, ya sea leyéndolo, escuchándolo o viéndolo, que lo haga, pero sabiendo por qué dicen lo que dicen, qué son capaces de negociar y cuánto son capaces de robar. Esa es mi lucha. Me importa tres pepinos el Gobierno, en cuanto a tener alguna expectativa. Por el contrario, no tengo ningún problema en señalarle al Gobierno hechos o políticas que no me gustan.



–¿Por ejemplo?



–El veto a la Ley de Glaciares, el no tratamiento de la despenalización del aborto, la incomodidad que provoca la observación de la fortuna Kirchner, el Indec como instituto estadístico no creíble son cuestiones altamente criticables. Pero eso no me quita señalar las cosas positivas que hizo este Gobierno, como el Fútbol para Todos, la ley de medios, la Asignación Universal por Hijo, la estatización, consolidación y ampliación del sistema previsional (aun cuando la mínima permanezca en un lugar discutible), y la política de los derechos humanos, que nos da la posibilidad de sentir el alivio de que un país con justicia puede mirar hacia adelante con mucha más dignidad. La indignidad del propósito anterior que promovieron para nuestros países las dictaduras tuvo juego en la medida en que procuraran que nunca más se revisara ese pasado. Eso es un inmenso alivio para la historia argentina. Esas son mis convicciones.



–En pleno debate de la 125 apoyó públicamente al campo, a la vez que promovió fervientemente la ley de medios y la estatización del sistema previsional. ¿Cómo se define políticamente?



–Soy una persona de centroizquierda. Estuve muy incómodo con mi vida cuando me tocó estar a favor del campo, por ejemplo. Porque es un tema que me dejó de un lado en el que nunca quise estar y lo siento muy extraño a mis convicciones. Si bien nunca fui aviesamente contra el Gobierno, tenía una posición más favorable al campo porque creía que el trato impositivo debía ser desigual para los desiguales. El trato igual para los desiguales lo único que hace es apuntalar injusticias, y hasta las correcciones que después se hicieron a la 125 sentía que el Gobierno estaba cometiendo una injusticia. Esa discusión me dejó en el centroderecha del espectro de opinión.



–Con el agravante de ser la principal figura periodística de una emisora que, por la penetración que tiene en sectores rurales, se autotitula “la radio del campo”, además.



–Sufría enormemente ese lugar en el que la discusión me había dejado parado. Pero que Continental sea la radio del campo no me movió en absoluto mi manera de ver las cosas ni me la condicionó. Mi programa, de hecho, es el único de la radio que habla sobre Monsanto en una emisora donde Monsanto es... No me dejo mover por el contexto o la empresa en la que trabajo. Yo sigo mis convicciones. Pero mi convicción, en el plano de la pelea entre el campo y el Gobierno, me dejó en el centroderecha. Estaba muy incómodo, muy triste de ocupar ese lugar. La misma tristeza que ahora tienen muchos que se sintieron siempre progresistas y que por dejarse llevar por el odio al Gobierno o por los intereses de los medios en los que trabajan se han quedado pedaleando en el aire, gritando que son progresistas, pero que en este momento no lo pueden demostrar. En este momento estoy muy feliz, porque políticamente estoy en el lugar en el que me sentí toda la vida. Soy una persona de centroizquierda, progresista.



–Si fue coherente con sus críticas al Grupo Clarín, o su histórico interés por reemplazar la antigua ley de radiodifusión de la dictadura militar, ¿por qué cree que muchos se refieren a usted como “el destape de Víctor Hugo” y se muestran asombrados por las posiciones que toma públicamente? ¿Por qué considera que está en el ojo de la tormenta?



–En primer lugar, porque el no aceptar pertenecerle a toda ese centroderecha dominante mediático, el mostrar independencia de pensamiento, degeneró en una gran rispidez con la gente que creía que me tenía de rehén de sus opiniones, sentimientos y conveniencias. Yo no soy de esa gente, como no lo sería nunca de nada ni de nadie. La única gloria de mi vida es que soy un tipo que digo lo que quiero, que nadie me dice lo que tengo que decir y al que nadie intenta bajarle línea. Nadie se animaría a tratar de bajarme línea y eso me llena de orgullo. Otro aspecto que me puso en el ojo de la tormenta fue que si bien quien escucha el programa de radio sabe que hay críticas y apoyos a políticas del Gobierno, un programa de enorme repercusión como 6, 7, 8 tomó muchas veces parte de mi discurso para encuadrarlo dentro del discurso del programa.



–¿Le molesta que 6, 7, 8 lo tome como referente obligado?



–No me molesta que tomen mis opiniones, pero esa utilización potenció la idea en la opinión pública de que siempre hablo siempre bien del Gobierno, porque todo lo demás que digo queda afuera de 6, 7, 8. Ellos hacen su programa, hacen su prédica y pelean por aquellas ideas que creen. Yo no me siento en línea con eso, pero tampoco despotrico porque entiendo que necesitaban decir algo que a mí me parece es necesario que se diga. En un momento estuve enojadísimo con ellos porque me tocó ser víctima de la idea de que cuando estuve en desacuerdo con el Gobierno por el campo lo hacía porque era parte de la radio del campo. Me pareció una falta de respeto a una persona que fue echada de la radio por hablar contra Torneos y Competencias, cuando ésta era dueña de la emisora.



–En efecto, su postura respecto a la ley de medios es contraria a los intereses del Grupo Prisa, dueño de la emisora.



–Si yo hubiese estado en contra de la ley de medios, en una radio a la que le sirve estar en contra de la ley de medios, hubiera aclarado que no me refería al tema para que no se confundiera mi posición con los intereses de la empresa. Ahora, si tengo una posición política sobre algún tema que es contraria a la de la radio, mientras no me echen voy a exponerla públicamente. No hay mayor libertad y honestidad con uno mismo que decir lo que se piensa. Jamás me pondría en línea con el supuesto editorial que un medio quiere dar.



–No es una tarea sencilla en un mapa mediático como el actual. ¿Cuál es su límite a la hora de opinar?



–Podría aceptar no meterme con un tema. Ese es el límite, siempre y cuando no me lo sea impuesto. Podría ser un límite que me lo pondría yo. Me abstendría de opinar largamente de algún tema cuya posición coincidiría con los intereses de la radio, para que no haya confusiones.



–¿Cómo piensa que quedará en la historia el interesado debate sobre la ley de medios?



–Esta batalla político-mediática queda en la historia como la peor época del periodismo. Cualquier periodista que quiera funcionar en línea con determinados grupos mediáticos, a sabiendas de que son mafiosos, ladrones, mentirosos, apropiadores de papel y de chicos, es consciente de que está cometiendo una perversidad. Algún día les va a dar tanta vergüenza como la que deberían sentir los periodistas que estaban en línea con la dictadura.



–¿Considera que el debate político-mediático de los últimos años va a redundar en un beneficio concreto para la sociedad, o que se olvidará rápidamente?



–Lo que ocurrió, y sigue ocurriendo, es muy negativo para la imagen que proyectamos como periodistas. Pero para la sociedad, que se sepa quién es quién, que se hayan caído todas las caretas que tenían periodistas y medios, es muy positivo. Hoy todos estamos jugando sin caretas, a cara descubierta. Se sabe quién es el que procede de acuerdo a sus convicciones y quién es el que ha quedado atrapado en determinados medios, sin saber cómo salir, en un lugar diferente. Todos los periodistas tienen convicciones. Lo triste es cuando uno queda confrontando con esa posición. Sufrí bastante cuando a raíz del tema del campo quedé focalizado en un lugar que no era el mío. Corría por izquierda al Gobierno, pero la evidencia es que la pelea era con un sector de la derecha. Pero eso lo demostró el tiempo. Me siento incómodo de haber sido partícipe de una operación de enorme capacidad para mentir y entregar una información muy sesgada en la que yo era parte con mis modestos argumentos, pero en la que acompañaba a la opinión de otra gente que tenía intereses completamente distintos de los míos.



–En ese sentido, ¿cree que el periodista no sólo debe expresar su opinión, sino también analizar el contexto en el que se da determinado debate?



–Un periodista kirchnerista tendría, tal vez, que evaluar ese contexto. Un periodista kirchnerista es aquel que tiene la valentía de presentarse como tal y estar dispuesto a tragarse sapos. Tragarte sapos significa que uno, en aras de un bien mayor –como puede ser el modelo que este Gobierno quiere darle al país–, deja de lado la fortuna de los Kirchner, no atiende el tema de la Ley de Glaciares, perdona que un gobierno que pretende ser progresista no trate la despenalización del aborto, y hasta regala que la Presidenta no hizo bajar a sus diputados al recinto para debatir la ley de matrimonio homosexual porque tenía que ver al Papa. El kirchnerista regala todo eso porque su objetivo es que este Gobierno no se debilite para que haga lo importante que tiene que hacer. Eso es ser kirchnerista. No soy kirchnerista porque yo no estoy dispuesto a tragarme ningún sapo de lo que me parezca negativo del kirchnerismo. No hay manera. Mi conciencia no me lo permite. Por eso puedo decir que no soy –de ninguna manera– kirchnerista.



–Siempre fue un tipo respetado en el medio, independientemente de las diferencias de pensamiento. ¿En este último tiempo sintió que tal respeto descansaba, en verdad, en la coincidencia de pensamiento?



–Cuando uno descalifica a alguien porque no piensa como uno, no es respeto: es intolerancia. Pero yo estoy feliz con qué tipo de gente me quiere y cuál no me quiere. Eso es bueno para mi espíritu. Me ha ocurrido estar en el lugar en el que políticamente yo quiero estar, porque es lo que soy. Soy una persona que he crecido en la militancia, desde el periodismo, con determinadas convicciones humanísticas y políticas. Estoy donde quiero estar. Además, no hay nadie que en una discusión me pueda cuestionar algo que yo no pueda demostrar. Nadie me puede decir que estoy con el Gobierno por la ley de medios, porque toda la vida ocupé un lugar respecto de la necesidad de una nueva ley de medios que rompiera con los monopolios. Mucho antes que el Gobierno. Este Gobierno llegó mucho más tarde a la convicción: necesitó pelearse con Clarín para promover la ley. Yo lo decía por convicción; nunca me peleé con Clarín. De todas maneras, bienvenida la pelea, porque gracias a ella la sociedad se va a ver más beneficiada. Nadie me puede decir que yo cambié mi opinión. Me han difamado al punto de que me había comprado el Gobierno por 10 millones de dólares. Pero todo lo que dicen lo dicen sin convicción ni pruebas. Yo contra eso no puedo luchar. No puedo andar con las cintas de lo que decía antes para convencer a las personas. Me refugio en que el tiempo va a decir la verdad. Tengo la plena convicción de que puedo ser coherente, que no me voy a traicionar.

Cosas y cositas

Recorriendo el mundo bloguero me encontré con un muy buen post(como estoy con la terminologia, jaja) del blog Pájaro Rojo que habla de papel prensa, de periodismo, de periodistas "independientes", etc.

Si tenes un ratito, te lo recomiendo...

Para leerlo hace clik ACÁ

miércoles, 25 de agosto de 2010

Amigos son los amigos

REYNALDO SIETECASE NOS CUENTA OTRO CAPÍTULO DE SU DESPIDO A MANOS DEL COLORADO...

LEELO ACÁ

Los diarios sobre el papel

Acá sumamos algunos comentarios y cosas que salieron publicadas en diarios del interior del país.

La data la trae El Argentino y la puede leer  AQUÍ

Tambien dejamos, para quienes quieran volver a ver la presentación de Cristina, un post en donde esta la conferencia completa. Pulsá AQUÍ

La voz de LOS MISERABLES

Algunas de las declaraciónes de los dirigentes del GRUPO "A" sobre el informe de PAPEL PRENSA: LA VERDAD

CARRIO
“La Presidenta quiere una prensa oficialista y ha demostrado lo peor y lo más miserable de la condición humana, que es la mentira. Primero va por los medios, después por los opositores y el último objetivo es el pueblo que no está de acuerdo con ellos”, Carrió calificó al informe de “una mentira inventada”. “Nosotros leímos todos los documentos, y está claro que ellos (por la familia Graiver) liquidaron los bienes para pagar a algunos acreedores, entre ellos a Montoneros”,

Elisa Carrió agregó: “Néstor Kirchner es el López Rega de Cristina”. Y sostuvo que a ella no le temblará la mano “para defender a Clarín”.



FEDERICO PINEDO PRO
Pinedo fue el único que se refirió al proyecto de ley que la Casa Rosada enviará al Parlamento y advirtió que los diputados de la oposición no van a “delegarle facultades” al Ejecutivo para que dicte un nuevo marco regulatorio de Papel Prensa.

AGUAD/UCR“Representa casi un absurdo que el informe de la verdad haya sido realizado por el rey de la mentira, el secretario de Comercio Guillermo Moreno. Nos comprometemos a defender la libertad para estar informados”,

Margarita Stolbizer/GEN
el informe “manipula la historia y la opinión”. “Se adueñan del Estado y también hacen lo propio con los derechos humanos y con la historia, contada de modo parcial porque nunca dicen dónde estuvieron ellos mientras otros perdían sus vidas durante la dictadura”, planteó en un comunicado de prensa

PINO SOLANAS/ PROYECTO SUR
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HASTA HOY NO LE HABIAN LLEGADO LAS INSTRUCCIONES SOBRE LO QUE TENIA QUE DECIR!!

Ganarle al miedo en buena ley

MARIO WAINFELD COMO SIEMPRE! EXELENTE ARTÍCULO QUE PUBLICÓ HOY EN PÁGINA.
ACÁ VA COMPLETO


Por Mario Wainfeld


Hablemos de los hechos, para desafiar una regla dominante en la comunicación cotidiana. Las acciones de Papel Prensa se vendieron en los primeros meses de la dictadura militar, en el tramo más brutal (a la vez fundacional) del terrorismo de Estado y de la violación de las garantías constitucionales, empezando por la división de poderes. La dueña de las acciones transferidas, Lidia Papaleo de Graiver, jamás se juntó con el precio. Todos los adultos integrantes de la familia Graiver fueron secuestrados y torturados.



Durante décadas, Papel Prensa controló el mercado con prácticas monopólicas. El Estado nacional fue un socio bobo, mudo y sumiso ante un poder fáctico superior al de sucesivos gobiernos, dictatoriales o democráticos.



El actual Ejecutivo, a partir de conflictos coyunturales, tomó la valiosa decisión política estratégica de limitar el poder del Grupo Clarín. Entre otras movidas, se implicó activamente en la empresa, sacudiendo la modorra estatal, haciendo valer cuanto pudo su posición minoritaria. En el trayecto, investigó el origen de la compra de las acciones. Produjo un material contundente, presentado ayer en la Casa de Gobierno.



La documentación fue buscada con denuedo. Parte del material es conspicuo y fue denunciando en numerosas oportunidades en diarios, libros y revistas. Una porción más pequeña estaba sustraída al conocimiento ciudadano, camuflada en expedientes con telarañas, perdida en archivos olvidados.



La presidenta Cristina Fernández de Kirchner pronunció ayer un discurso memorable. Uno de los más redondos de su mandato, si no el mejor. Rememoró el modo en que pasó de mano Papel Prensa y su trayectoria posterior en el mercado. Dio cuenta de haber leído y elaborado el informe. Lo divulgó en una exposición larga (como ella misma reconoció al final) y rigurosa.



Pero las palabras, ya se sabe, van y vienen. Lo más notable no fue la retórica sino, otra vez, la decisión política: darle un cauce institucional al informe. Serán los otros poderes del Estado los que resuelvan qué hacer respecto del pasado y del futuro. Los tribunales comerciales deberán dirimir la validez o nulidad de la venta. Los penales, sentenciar si hubo violaciones de derechos humanos en el contexto de la supuesta negociación celebrada entre 1976 y 1977.



El Congreso deberá analizar un proyecto de ley (cuyo texto no se conoce aún) declarando de interés público la producción de papel para diarios y formando una comisión bicameral para el seguimiento de esa actividad.



El procurador del Tesoro, Joaquín Da Rocha, y el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, tendrán a su cargo la peliaguda misión de preparar la vía judicial. Seguramente, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, ya está redactando el proyecto de ley que la Presidenta revisará con obsesividad de parlamentaria.



Los hechos quedan también sometidos a la opinión pública tras años de silencios, omisiones o imposiciones.



El dialecto periodístico-político opositor se ingeniará para calificar ese recorrido como “autoritario”, “arbitrario”, “totalitario”. O se valdrá de un sustantivo-adjetivo berreta caro a su imaginario: “chavista”. Para el pensamiento hegemónico de derecha, el chavismo no es un régimen popular, plebiscitado muchas veces en elecciones limpias, con desempeños discutidos en materia de libertades públicas. “Chavismo” es, charramente, sinónimo de dictadura bananera.



Sin embargo, lo que hizo el gobierno nacional es legal, democrático y republicano. Investigó, honró sus deberes de socio-accionista, produjo un informe que se abre al debate ciudadano, lo canalizará institucionalmente. Vale la pena señalar el detalle, pasando la pelota a dos poderes donde (en la actual coyuntura) las corporaciones juegan de local o al menos en condiciones muy favorables. Lejos de la discrecionalidad o del decreto de necesidad y urgencia, se interpeló a los estamentos democráticos y a la ciudadanía.



A eso, en jerga dominante, se rotula como “chavismo” o se describe como “ataques a la prensa”.



Frente a otras etapas históricas, hay mayor transigencia, según se verá.



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Los diarios Clarín y La Nación vienen publicando en tándem desde el conflicto de las retenciones agropecuarias. Socios en Papel Prensa y en Expoagro, sus tradicionales diferencias editoriales se fueron licuando en el mandato de Fernández de Kirchner. A veces, desdoblan tareas, como cuando La Nación informó la reunión entre Héctor Magnetto y cinco referentes del espacio peronista federal-PRO, que Clarín guardó y sigue guardando en reserva. En otras, se pronuncian juntos. Así fue en las ediciones de ayer, buscando lo que en fútbol se llama “anticipo ofensivo” al anuncio. Optaron por una suerte de editorial conjunto, titulado “Una historia inventada para apoderarse de Papel Prensa”. Como se supo a la tardecita, el apoderamiento no existió, en el año 2010 al menos. Y la historia, infaustamente, es real.



El material se recomienda, porque no tiene desperdicio. El cronista sólo pondrá de resalto el modo en que se narra un acuerdo comercial millonario, en el que tuvo un rol central el Estado terrorista.



Papaleo de Graiver era la viuda reciente de un empresario judío (un arquetipo de las personas odiadas por los represores) muerto en un dudoso y oportuno accidente aéreo. La viuda estaba fuera del país, desoyó consejos sensatos y volvió. Discutió, en el fragoroso año 1976, con empresarios ávidos, que contaban con el apoyo del régimen. Los grandes medios pretenden que las tratativas realizadas en ese entorno funcionaron en un mercado perfecto que hubiera hecho las delicias de Adam Smith. Su relato, es de lamentar, concuerda con el mito divulgado por la propia dictadura: existía una sociedad civil normal, con libertades garantizadas, aunque algunas “patotas” hacían abuso de la violencia. Esa falacia, claro está, se desbarató en pocos meses. Nadie puede, honestamente, creer que una negociación referida a bienes estratégicos se sustanciaba en un clima de negocios decoroso, impermeable al totalitarismo imperante.



Los editoriales aducen que Papaleo de Graiver consensuó. No hay tal, nuestro sistema legal exige para que haya contrato que las dos partes tengan “discernimiento, intención y libertad”. Los vocablos, en jerga forense, tienen significado bastante similar al del lenguaje común. La desdichada Lidia carecía de libertad e intención plenas cuando firmó la transferencia. Después, la pasó peor.



Nunca se perfeccionó un elemento sustancial de un contrato: el pago. La dueña recibió una fracción vil del precio, menos del uno por mil (siete mil dólares sobre casi un millón), el resto no le llegó nunca. Un juez debía aprobar el pacto, que involucraba derechos de la hija de Graiver y Lidia Papaleo, jamás lo hizo. Su Señoría se negó porque estaba en desacuerdo con el negocio leonino, los grandes medios consignan púdicamente que “nunca se expidió”.



Por lo tanto, el contrato no terminó de concretarse. Existía lo que podría llamarse “tracto sucesivo”, la negociación continuaba, en Tribunales. Cuando se secuestró a la dueña, privándola no ya de su libertad, sino de todos sus derechos humanos, las tratativas estaban abiertas.



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“Fue una operación legal y pública, anunciada por todos los diarios de la época”, resume el editorial a dos manos. O sea, contra toda prueba y contra sus propios alegatos cuando se justifican por haber escamoteado data sobre 30.000 desaparecidos, alegan que en ese tiempo los diarios informaban la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.



Inventan una burbuja temporal: suponen que Papaleo de Graiver estaba en un mundo feliz cuando firmó y que luego, por hechos ulteriores, fue chupada. Las palabras tienen su peso tremendo, máxime cuando las redactan grandes editorialistas de diarios importantes. Cuentan que la mujer fue detenida por “imputaciones ajenas a ese tema”. “Imputación” alude a intervención de jueces o fiscales no a represores sin ley. Y es difícil saber, aún para quienes fueron sus confidentes mediáticos, cuáles eran los motivos de los secuestros.



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Los titulares de los propios diarios en esos tiempos, sus solicitadas, los brindis de sus propietarios con el represor Jorge Rafael Videla corroboran que el gobierno fue un jugador central en el traspaso. Lo reconocieron y celebraron, con todas las letras, en sus ejemplares de mayo de 1976 cuando esas amistades valían poder.



El editorial de ayer consigna que “Papel Prensa fue una empresa perseguida por Emilio Massera”. Un modo didáctico sobre cómo se distorsionan hechos contándolos a medias. Massera, como en tantos otros temas comerciales y políticos, pulseaba contra Videla. Este era el puntal de Clarín, La Nación y La Razón, unidos en una empresa llamada Fapel. María Seoane y Vicente Muleiro lo cuentan con detalle en su libro El Dictador. En la página 270 de la edición de 2001 explican que “la discusión sobre a quién ofrecerle Papel Prensa produjo un durísimo enfrentamiento en la Junta. Fapel era la candidata de Videla y Martínez de Hoz. Massera tenía otro candidato: el banquero José Rafael Trozzo, dueño del Banco de Intercambio Regional”. La ojeriza de Massera no traducía antagonismo del régimen, sino una querella por negocios. Los perros de la guerra no pensaban full time en el Occidente cristiano, también en sus billeteras. A Fapel no le fue tan mal en esa interna de pequeros.



Se subraya: Seoane y Muleiro hablan de un hecho consabido, para nada inventado en las últimas semanas: fue la Junta la que “ofreció” la empresa a Fapel. Estaba hasta el tuétano en ese negocio, para nada privado.



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Otra distorsión, especialmente perversa, es suponer que una víctima del terrorismo de Estado recupera su libertad y su palabra no bien sale del campo de exterminio. O un tiempo determinado después. Papaleo de Graiver es puesta bajo sospecha porque no habló antes. Se banalizan el temor y la minusvalía impuestos por los represores. Ríos de tinta se han escrito sobre el tema, gente de la prensa debería conocerlos.



Papaleo habló cuando pudo dominar el miedo, cuando Christian Von Wernich y Miguel Etchecolatz, dueños de su vida y de su cuerpo, fueron juzgados y condenados. También, más vale, cuando supo que había un poder democrático dispuesto a poner coto a la impunidad de los cómplices civiles de la dictadura. Ese periplo terrible merece comprensión, contención y respeto.



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El oficialismo es apenas primera minoría en ambas Cámaras del Congreso. La oposición puede parar o distorsionar su proyecto de ley, sobreactuando su subordinación a las corporaciones.



En Tribunales, la carga de la prueba pesa sobre quien pide la nulidad de un contrato o acusa a un presunto delincuente. Si la prueba no alcanza, se mantiene el statu quo previo o prima la presunción de inocencia. No será sencillo conseguir sentencias favorables. No suele serlo en casos tan complejos con escasos precedentes, menos con magistrados conservadores en lo legal y de ordinario pro empresarios.



El kirchnerismo no es ingenuo, conoce esas perspectivas. Su opción, para nada facilista, también compite (de modo más ventajoso) en otros escenarios. Interpela la opinión pública, en defensa de los derechos humanos, de la búsqueda de igualdad tanto como de verdad y justicia. En esos terrenos, según la mirada de este diario, tiene todas las de ganar. En buena ley.

martes, 24 de agosto de 2010

El PAPEL de cada uno

Con un discurso magnífico, como nos tiene acostumbrados, Cristina presentó el informe sobre Papel Prensa.

Explicó con detalles lo que hicieron Clarín y La Nación. Cómo accedieron a quedarse con P.P, con quienes pactaron, a quienes ajusticiaron, etc.

Además contó los pasos a seguir de ahora en más. Proyecto de ley para que el papel sea de interés público y así todos poder acceder a precios igualitarios.
La justicia también será la encargada de INVESTIGAR civil y penalmente a los autores de estos hechos lamentables.

Durante su discurso no pude menos que emocionarme al escuchar a LA PRESIDENTA. La emoción y el orgullo que tengo de sentirme parte de un proyecto nacional que contemple los intereses de las mayorías.

Un proyecto que se ocupa de todos. Los niños con la Asignación Universal, los jóvenes con la incorporación al trabajo digno, en blanco, y de los abuelos devolviéndole parte de los que otros dirigentes les/nos robaron! Solo por mencionar algunas de las cosas...


Las cartas están sobre la mesa. QUIEN QUIERA OÍR QUE OIGA...

La convocatoria de Fibertel sugun Página y Clarín

ASI LO CUENTA http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/151910-48790-2010-08-24.html

La Plaza de Mayo, escenario de históricas manifestaciones, fue ayer el lugar elegido por un par de centenares, a lo sumo tres, de disgustados internautas que reaccionaron en contra de la decisión del Gobierno de hacer caducar la licencia de explotación de Fibertel. Entre los presentes, muchos reconocieron no ser clientes de ese prestador, pero sí defensores “de la libertad de elegir, porque hoy es un servicio y mañana es la libertad de dónde quiero vivir”, lanzó la alarma una mujer bien vestida y aparentando tener muchos bienes que defender. “Hoy es Fibertel, mañana nosotros”, rezaba con el mismo sentido el cartel hecho a mano y a las apuradas que colgaba del cuello de Arturo, uno de los manifestantes que decoró la plaza histórica pasadas las 19 de ayer. Otros, con honestidad, se confesaron empleados de Cablevisión, aunque sin llegar a confesar si habían concurrido por voluntad propia o enviados por su empleador.

ASI LO CUENTA CLARIN
Cuando el reloj marcó las 19:28, empezaron los aplausos. Primero despacio y luego en ascenso, hasta que se convirtió en un sonido homogéneo y constante que tomó una parte de Plaza de Mayo por algunos minutos. Así, cerca de 400 personas se manifestaron en contra de la decisión del Gobierno Nacional de ordenarle a Fibertel que deje de operar en un plazo de 90 días.

La convocatoria surgió de manera espontánea en las principales redes sociales de Internet, como Twitter y Facebook, y se replicó en diferentes puntos del país.

A la convocatoria se sumaron alrededor de 100 jóvenes, empleados de Fibertel, que llegaron hasta la marcha para defender sus puestos de trabajo. “Pan y vino, pan y vino, pan y vino, el que no grita por Fiber para que carajo vino”, cantaron en conjunto. “Vine no solamente por mi puesto de trabajo sino porque además soy usuario de Fibertel. Este Gobierno se quiere quedar con todo”, explicó Alejandro Gorkin, empleado de Fibertel.

JAJAJA...EN ESTE CASO CLARO QUE ESTÁ PERMITIDO QUE ESE EMPLEADO DÉ SU NOMBRE. ES PROBABLE QUE SI LA EMPRESA A LA QUE DEFIENDE QUEDE EN PIE SEA ASCENDIDO POR SU LUCHA, ENTREGA Y "PATRIOTISMO"

SEGUIREMOS MÁS ADELANTE. HOY ES UN DÍA MUY ESPECIAL. SE TERMINA LA MENTIRA DE PAPEL PRENSA Y COMIENZA LA CONTRA DE CLARIN.
ACA ESTAMOS, ESPERANDOLOS...

lunes, 23 de agosto de 2010

La deshonestidad

APor Eduardo Aliverti

Esta es una de esas notas que no es gustoso escribir. No porque uno no sepa qué decir, sino por el hecho de que cualquier cosa que diga, aun convencido, le dejará un gusto amargo.

Por empezar, la media sanción del 82 por ciento móvil para los jubilados es, en términos técnicos, de realidad política, un tema que acaba siendo abstracto. Lo que se conoce en círculos muy reducidos como Grupo A (la derecha peronista, los radicales, el macrismo y etcéteras fluctuantes) había fracasado en la Cámara alta en su intento de imponer el proyecto. En consecuencia insistió por Diputados, y le fue mejor gracias a circunstancias que se analizan más adelante. Ahora debe volver al Senado, siempre afecto a ser caja de sorpresas porque nunca falta algún representante provincial de moral reubicable, digamos. Sin embargo, aun cuando ocurriese que la sede de los barones de la Nación ratificara la decisión de Diputados, el Ejecutivo ejercerá su poder de veto bien que, como no es la ley de los glaciares o símil alejado de lo cotidiano, le es presumible algún costo político. Presunción relativa porque los precios electorales puntuales se pagan si hay un embuste muy grande en forma inmediatamente previa a los comicios, como le ocurrió a Aznar a unas pocas horas de inventar que el atentado en Atocha era obra de la ETA. Si hay mucha separación temporal entre la afectación y el voto... el voto puede tener memoria frágil, muy frágil: sobre todo si los eventuales beneficiarios del desaguisado de una figura, o colectivo político, resultan más desconfiables que los metedores de pata. ¿Alguien está en condiciones de firmar que un veto de Cristina al 82 por ciento podría correr en masa votos de jubilados, u otros sectores, hacia Macri, Duhalde, Solá o ejemplares de esa naturaleza, así las elecciones fueran mañana? Uno calcularía como tan banal la demagogia del proyecto que supone, incluso, la probabilidad de efecto contrario para sus impulsores. Pero volvamos a la realidad de lo abstracto. Porque no pasa en el Senado o porque el Ejecutivo lo veta, no habrá 82 por ciento para los jubilados. La obviedad es interesante, para constatar el tiempo que se pierde en algo sin destino efectivo salvo por sus vetas pedagógicas.


El crescendo de la necesidad opositora por fijar agenda, aunque más no fuere parlamentaria, renació al cabo del impacto producido por los festejos bicentenarios. Tomaron nota de que la realidad no es lo que (les) cuenta Clarín. Salieron a promover iniciativas. Con algunas les fue bien, calculado en manos levantadas. Pero ninguna movió el medidor. La patria mediática celebró, cual significativos avances anti K, cosas tales como los cambios en el Consejo de la Magistratura, de cuyo tenor una mayoría absoluta de la sociedad no tiene la más remota idea ni le importa. Incluso podría aseverarse que la reforma del Indek tampoco atrae multitudes. Y no porque no esté claro que el manejo de ese organismo es de los más oprobiosos bochornos kirchneristas, sino porque la vida de todos los días sigue a pesar de eso, gracias a que los arreglos de la economía real, en torno de la inflación, no se salen de madre. El Indek maneja cifras de fábula, pero los números de consumo y crecimiento general de la economía las contrastan. Hacía falta, por lo tanto, un show que probara afectar órganos sensibles. En estas horas es el caso Fibertel, con toda la oposición colgada de las faldas de Clarín. Pero justo antes de eso apareció la idea del 82 por ciento como golpe de furca, aunque tampoco sea un clamor popular como sí lo es “la inseguridad”. Lo revela la propia constatación de que no logran ganar la calle con esos disparadores. ¿Qué pasó que no hubo siquiera algún grupo ínfimo de manifestantes, rodeando al Congreso, mientras se debatía en el recinto la “reparación a los jubilados”, nada menos? ¿Por qué no convocaron al apoyo callejero? ¿Acaso tuvieron temor de que no fuera nadie? Es muy probable que la propia bancada opositora sea consciente de que no hay forma de creerle, a partir de que ellos mismos saben que su credibilidad no resiste. Y es inevitable caer en reiteraciones que fueron apuntadas por medios de comunicación de la propia derecha. ¿Cómo es posible que esta neo-Alianza, en la que se cuentan varios de quienes avalaron recortar los haberes jubilatorios en un 13 por ciento, vengan ahora a exigir el pase al 82 por ciento móvil con una propuesta que, para potenciar la vergüenza ajena, plantea como suficientes los fondos de la Anses? En ese sentido, y fue igualmente dicho, resultó más responsable la proposición de Proyecto Sur. Quitemos la discusión numérica, que es un galimatías asombroso porque se brindan cifras capaces de variar en miles de millones de dólares en torno de lo que se necesitaría para afrontar el gasto. Pero, aunque sea, los Sur bosquejaron restituir los aportes patronales reducidos por el menemato en 1993, cuando, también, muchos de estos repentinos combativos se cuadraron tras la rata y Cavallo. Lástima que después, a sabiendas totales de que ese dictamen de minoría sería derrotado, las huestes de Solanas se prestaron a que el número favoreciera al proyecto pro-patronal de la derecha. Una ignominia consolidada al pasarse a la votación en particular, porque el voto a favor de los socialistas y la abstención del GEN fue lo que permitió la sanción.


Lo más grave ni siquiera es eso, sin embargo. El concepto que debería sobresalir es lo elemental de que los fondos previsionales no son intangibles. La “plata de los jubilados” no existe, sino en función de que el aporte de los trabajadores en actividad debe servir a que los fondos sean movilizados, hacia el dinamismo de la economía, como única forma de garantizar que en el futuro haya el dinero para bancar el sistema. Solamente un salame inconmensurable puede suponer que debe congelarse lo que erogan todos los meses el trabajador y la empresa; y que la plata vaya a una cuenta individual e intocable, a salvo de los avatares económicos. Justamente eso fue el núcleo de los peces de colores marketineados por las AFJP, que terminaron estallando porque no se previó –o sí, pero a quién le importaba– que para zafar de esas alternativas era necesario una economía fortalecida. El kirchnerismo tiene en el debe la reducción del trabajo en negro. Y hay otros aspectos que además son una problemática mundial, como el aumento en la expectativa de vida o los cambios inéditos que abre la revolución tecnológica en el mundo del trabajo y, por tanto, en los regímenes jubilatorios. Sin empleo efectivo, sin energía económica, sin distribución más pareja de la riqueza, hablar de justicia para los jubilados es una hijaputez objetiva. Y eso es exactamente aquello en lo que incurrieron quienes promovieron, aprobaron o permitieron homologar este proyecto, porque su lógica estructural acaba por ser la misma que erigió la estafa del sistema previsional privado.
Eso, tratándose de dirigencia política y no de gente sometida a la demagogia lacrimosa de los medios cuando le dicen que están robándoles a los jubilados, no es de oposición. Es de oposicionismo. No es de ignorantes. Es de miserables.


Lo único bueno de este falso debate sería que, en caso de profundizarse, permitiría avanzar en una discusión a fondo sobre cómo sustentar la vejez, desde el Estado y los actores económicos privados. No sucederá, porque no hay honestidad ideológica.


Fuente: Página 12 23-8-2010

Clarín y La Nación confesaron en 1977 su complicidad con la dictadura

Por Hernán Cocchi

Tiempo Argentino accedió al texto que se publicó el 19 de mayo de 1977, en el que se explicitan los lazos entre los militares y los dueños de los diarios para apropiarse de la fábrica de papel que pertenecía a la familia Graiver.


Cuando mañana el Poder Ejecutivo presente el informe “Papel Prensa - La Verdad” sobre los presuntos delitos de lesa humanidad cometidos en la apropiación de las acciones de la compañía en 1976, un coro opositor intentará explicar, una vez más, que es un avance contra la libertad de expresión y un tiro más de la guerra entre el gobierno y el Grupo Clarín. Sin embargo, es imposible tapar el sol con las manos, al menos cuando la historia sale a la luz.

El 19 de mayo de 1977, el diario propiedad de Ernestina Herrera de Noble publicó un artículo titulado “A la opinión pública”, con la intención de dar a conocer “todos los pasos que precedieron y siguieron a la compra de las acciones de Papel Prensa SA”. La información está al alcance de la mano. Tiempo Argentino accedió a esa edición de Clarín con una simple visita a la Biblioteca del Congreso de la Nación. El texto demuestra, en primera persona, la complicidad entre los accionistas privados de Papel Prensa con la última dictadura militar. Un dato que ya había sido revelado, pero que este texto confirma.

El documento histórico forma parte de la investigación que presentará la presidenta Cristina Fernández en la Casa Rosada y que seguramente concentrará la atención durante buena parte de la semana. “Los tres diarios emprendieron las gestiones de compra del paquete accionario de Papel Prensa SA, previa consulta con la Junta de Comandantes en Jefe y la Secretaría General de la Presidencia”, indica el octavo párrafo de la solicitada firmada por Clarín, La Nación y La Razón a poco de apropiarse de las acciones de la familia Graiver en complicidad con los jefes de la última dictadura. Quien intente negar la complicidad entre el poder militar y estas empresas periodísticas estará, al menos, negando la realidad. El documento concluye afirmando que “la transacción se celebró a la luz pública y con el consentimiento previo y posterior del Estado, a través de la más alta expresión de su voluntad que consta en acta de la Junta Militar”. A confesión de parte…

La historia había comenzado poco menos de un año antes, el 7 de agosto de 1976, cuando el avión privado de David Graiver –socio mayoritario de Papel Prensa– se estrelló en México. Según denunció la viuda del banquero, Lidia Papaleo, en esos días comenzaron las presiones para que la familia se desprendiera de sus bienes, entre ellos la preciada fábrica de papel de diario que estaba en construcción. Las amenazas continuaron luego de su regreso a la Argentina. En la declaración que la mujer realizó ante la Secretaría de Comercio Interior –publicada por Tiempo Argentino- y que también forma parte del documento que se presentará mañana, Papaleo afirmó que el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, le dejó bien claras sus opciones: “Firme o le costará la vida a usted y su hija.” La historia de la apropiación continúa con las torturas que la viuda de Graiver sufrió durante su desaparición.

La versión oficial de los tres diarios omite el horror. “A mediados de 1976, se ofrece en venta en plaza el paquete accionario de Papel Prensa”, publicó Clarín en su portada. Sin embargo, desde la transferencia de la propiedad de la compañía, la familia Graiver denuncia que la operación fue realizada bajo la presión de los ejecutivos de los matutinos y la complicidad de los militares. “Ofrecer” es un verbo poco preciso en este caso.

José Alfredo Martínez de Hoz era el ministro de facto de Economía. Según confesó el propio diario Clarín, “Joe” fue cómplice de la transacción de apropiación de Papel Prensa. Era un plan sistemático de apropiación de empresas a favor de los amigos de los represores, que no sólo necesitaba del visto formal del Estado, sino incluir en el operativo a grupos de tareas y torturadores. Según el artículo, la compra se realizó “obtenida la conformidad a este alto nivel con el señor ministro de Economía y el señor secretario de Estado de Desarrollo Industrial. No hallándose objeción alguna, se celebraron el 2 de noviembre los contratos de compra de las acciones”.

La mentira tiene patas cortas, aunque a veces demore 33 años en aparecer. Ese 2 de noviembre fue el día en que Lidia Papaleo firmó a la fuerza el boleto de compra–venta de la mayoría accionaria de la compañía. “No fue una transacción entre hombres libres”, insistió el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, en la anteúltima asamblea de Papel Prensa. Según el testimonio de los sobrevivientes de aquellos días, el “polémico” funcionario tiene razón.

Pero la confesión de “el gran diario argentino” no concluye en sus complicidades con los jefes del genocidio de 30.000 personas. Hoy, los representantes del Estado en Papel Prensa hablan hasta el cansancio de las ventajas competitivas que le permitieron al Grupo ser una de las empresas más importantes de la Argentina.

Todo comenzó cuando tomaron por la fuerza el control de la fábrica de papel de diario. El artículo de 1977 que hoy reproduce Tiempo Argentino explica claramente el poder que otorga manejar cuotas y precios del insumo más importante para un diario: “Se trataba, en la época de constitución de FAPEL (la firma que adquirió inicialmente Papel Prensa y que luego cedió a Clarín, La Nación y La Razón), de oponerse de alguna manera a la política de control de los diarios que alentaba especialmente el gobierno de entonces. Ese control se procuraba en forma directa en aquellos diarios más vulnerables económicamente y, en forma indirecta, a través del manipuleo de la futura fabricación de papel, en los diarios empresariamente más sólidos.” Cuando hablan de ‘el gobierno de entonces’, los tres diarios hacen referencia a la última presidencia de Juan Domingo Perón. No había dudas, Papel Prensa –un proyecto iniciado durante la dictadura de Agustín Lanusse– era demasiado preciado para que quede en manos de un grupo como el de los Graiver, ajeno al mercado editorial. “Los grandes diarios” tenían un plan bien pensado para ser los dueños de la empresa que encararía el proceso de sustitución de importaciones de papel de diario.

Beatriz Paglieri, actual directora por el Estado en la compañía, expresó hace unos días en un discurso frente a militantes kirchneristas que “el monopolio de la fabricación del papel de diario hizo que muchos medios mueran y que algunos ni siquiera nazcan”. El artículo histórico insiste en que gracias a los nuevos dueños, quedaron “aventados ya los riesgos anteriores de control político de la prensa a través de la manipulación de los cupos y el precio del papel”. Con la compra de Papel Prensa, Clarín, La Razón y La Nación se transformaban en los garantes de la libertad de expresión, un derecho público que a partir de entonces sería velado por empresarios privados.

Pero “los intereses de la Patria” estaban primero. El artículo explica con lujo de detalles que toda la transacción se realizó “preservando un proyecto de interés nacional y resguardando el abastecimiento para todos los diarios de su principal insumo en defensa de la libertad de prensa, de conformidad con la centenaria tradición argentina y respetando uno de los soportes de nuestro estilo de vida”.
Vale una aclaración. En la desgarradora carta que envió Lidia Papaleo de Graiver al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, la viuda del banquero destacó que le “habían hecho saber que las acciones debían cederse a empresarios argentinos que no pertenecieran a la colectividad judía”.


Por otro lado, los dictadores insistían en vincular a David Graiver con Montoneros. De hecho, en la misma portada en la que Clarín publicó “A la opinión pública”, la “bajada” del título central de la edición de ese jueves anunciaba que uno de los temas de la próxima reunión de la Junta Militar sería evaluar “las investigaciones en torno de los casos Graiver y ALUAR”.

Nunca se probó que la familia Graiver tuviera relaciones con la organización guerrillera. El 16 de julio de 1982, el juez en lo Criminal y Correccional Fernando Zabalía resolvió “sobreseer parcial y definitivamente en esta causa 725/81 a Juan Graiver en relación con los delitos de asociación ilícita calificada, asistencia económica a la subversión y encubrimiento”. En el testimonio que este año Rafael Ianover prestó frente a los socios de la compañía, el ex testafero de David Graiver recordó que ser judío era una de las acusaciones que sufrió durante su cautiverio.
El 27 de septiembre de 1978, Jorge Rafael Videla, Ernestina Herrera de Noble y Bartolomé Mitre brindaron por la inauguración de la planta de Papel Prensa en San Pedro. El plan había dado sus frutos. Los beneficios recién comenzaban.
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viernes, 20 de agosto de 2010

Carrio siempre bien predispuesta!!

Esta mañana la diputada chaqueña Elisa Carrió, con otro cómplice de la derecha de la derecha, Nelson Castro, se despachó con su habitual soberbia sobre el conflicto con Fibertel.

Carrió hizo una ensalada y metió todo en la misma bolsa, diciendo que éste es otro capítulo de la pelea entre el gobierno y Clarín. Ósea...la misma bajada de línea del grupo concentrado.

La apocalíptica se refirió por último a Papel Prensa y la escalada final que llegará la semana que viene. (A lo que se refiere la chaqueña es al informe que CFK va a presentar la semana que viene, el cual se lleva el nombre de Papel Prensa:La verdad)

También se reservó un lugar,(xq en Clarín tiempo le sobra, le dan todo el que quiera para que emita sus "vaticinios")para hablar sobre la vetocracia. Afirmó que es el camino por el cual vamos camino al fin de la democracia!!! Sí, así de fuerte nomas!!

Entre la verborragia de sus palabras le quedo tiempo para decir, de pasada, que se encontraba en Mar del Plata en una reunión campestre. Pero bueno, quédense tranquilos, la diputada dejó a cargo a una de sus mejores cuadros, Patricia Bullrich.

viernes, 13 de agosto de 2010

Matrimonios por conveniencia


Página 12 13-8-2010

Por Washington Uranga

Cuando la política es apenas la búsqueda del poder circunstancial no hay alianzas que perduren. Tampoco son duraderos los acuerdos cuando los mismos se celebran entre dirigentes que hacen política sólo al son de sus propias oscilaciones y cambios de humor. Y no existen proyectos políticos valederos que se puedan construir a la sombra de los intereses económicos de los grupos de poder, sencillamente porque el poder económico no sabe de lealtades, sino que se mueve pura y exclusivamente con la finalidad de maximizar ganancias. Muy probablemente en este párrafo estén al menos algunas de las razones de lo que está ocurriendo en el escenario político actual.

Los que ayer –y sobre todo después de las elecciones de junio del año anterior y de la asunción del nuevo Congreso– aparecían como firmes aliados, hoy tratan de mantenerse a flote en el mar de las contradicciones. El Acuerdo Cívico y Social está jaqueado en sus bases, entre otras razones porque la diputada Elisa Carrió pregona coincidencias, pero es incapaz de traducirlas en acciones políticas. No debería extrañar a la luz de su trayectoria.

La historia política –aquí y en el mundo– demuestra que las alianzas políticas son efímeras cuando el único propósito es estar en contra. Vaya si lo sabremos los argentinos después de la experiencia de la Alianza, construida sobre bases nada sustentables y con el único fin de oponerse a Carlos Menem. Un buen propósito coyuntural sin proyecto político de fondo, que terminó en fracaso y en un enorme costo para el pueblo.

Por distintas razones, los hechos políticos están dejando en evidencia una vez más –quizá con mayor rapidez de lo imaginado hace poco tiempo– que la política necesita de acuerdos programáticos, de ideas y proyectos de mediano y largo plazo y no sólo de alianzas o matrimonios por conveniencia.

La “Mesa de Enlace” ya no enlaza tanto. Porque es evidente que Hugo Biolcati –con desmesuras que rozan con el golpismo– está muy lejos de representar a la complejidad del “campo”. Las ambiciones personales lo cegaron a Eduardo Buzzi y pensó que podría llegar lejos de la mano de quienes históricamente han sido los patrones de los pequeños y medianos chacareros reunidos en la Federación Agraria. Calculó mal. Ahora no sabe cómo volver y sus cómplices de andanzas lo llevan a la rastra y no le quieren soltar el lazo. Temen que, si le aflojan la cincha, Buzzi se desboque y lo que antes era una mesa se transforme en leña para el fuego.

La jerarquía de la Iglesia, que también se mueve como actor político, quiso reforzar su condición de interlocutor con poder generando una mesa de diálogo que expresara coincidencias entre diversos y que fortaleciera sus propios reclamos. El intento falló porque los obispos erraron en el diagnóstico: no dimensionaron la profundidad de las contradicciones que atraviesan a la sociedad argentina hoy y sobreestimaron sus propias fuerzas, desconociendo que la institución eclesiástica ya no tiene el poder corporativo de otrora. Sólo los sectores más retrógrados se aglutinaron junto a los jerarcas católicos en el intento de rechazar la iniciativa del matrimonio igualitario, y aun así no les alcanzó para imponer su mirada. Habrá que esperar nuevos movimientos de los obispos que intentarán cerrar filas junto a quienes ellos estimen que pueden ser alternativa política al actual gobierno.

Los candidatos del “pro-peronismo federal” sólo se reúnen respondiendo a la voz de orden del mandamás del Grupo Clarín, Héctor Magnetto. Fue un llamado de atención: “los necesitamos juntos porque de lo contrario no nos son útiles”, puede haber dicho, palabras más o menos, el jefe Magnetto sentado a la cabecera de su propia mesa. Y el que no responda se queda afuera. Mientras acomoda el frente de sus representantes políticos, el CEO del holding Clarín también pone orden interno. Juntó a sus directivos y periodistas estrella para darles instrucciones sobre todos los temas, pedir que se preparen para las “guerras” que se avecinan y fijar orientaciones editoriales para el “periodismo independiente”, incluyendo un documento de trabajo sobre “la agresión gubernamental a los medios” (ver Diario sobre diarios, del 11 de agosto de 2010).

Cuando desde el Gobierno o desde el Frente para la Victoria se defienden a ultranza ciertas alianzas con determinados intendentes o dirigentes de dudosos pergaminos, o cuando se intenta disfrazar como militancia prácticas que son claramente clientelares, se incurre exactamente en el mismo error. La oposición suele rasgarse las vestiduras frente a estos hechos, señalando las incoherencias y contradicciones del Gobierno como si ellos mismos pudieran convertirse en acusadores sin pasado y hablar ahora desde el altar inmaculado de la transparencia. La ventaja del Gobierno es, sin lugar a dudas, que tiene un proyecto, un modelo que queda en evidencia a través de sus acciones. Está expuesto. Para recibir críticas y para concitar adhesiones. Se echan de menos por momentos algunos de los criterios de pluralidad, participación y transparencia que le dieron sentido y permitieron consolidar un proyecto que se estrecha por el solo hecho de designarlo como “kirchnerista”. Por eso, el oficialismo tampoco está exento del riesgo que significa apostar, a cualquier precio, por alianzas destinadas sólo a mantener el caudal electoral o a mejorar las encuestas. Son efímeras si no sirven para consolidar un proyecto político que profundice los cambios estructurales.

lunes, 9 de agosto de 2010

"Mi trabajo es poner y sacar presidentes"

Miradas al Sur 8/8/2010

Por Eduardo Anguita

La senadora santafesina Roxana Latorre aclara que es peronista y no kirchnerista. No se fue voluntariamente del bloque de dos legisladores que compartía con su jefe, Carlos Reutemann. El corredor la expulsó hace un año y Latorre quedó en solitario. No apoyó por entonces el proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Sin embargo, a la luz de lo que se conoce de Papel Prensa y de otras historias que salen a la luz, la senadora santafesina ve con buenos ojos el camino que hoy transita la comunicación. Me lo dijo días pasados en una entrevista radial. Y agregó que “no puede ser que Héctor Magnetto diga: mi trabajo es sacar y poner presidentes”. Es difícil conocer el vínculo que algunos dirigentes políticos pudieran tener –de modo directo o indirecto– con el gran hacedor. Lo cierto es que, como en el caso de Latorre, el día que no alinean su agenda y sus posiciones a las de Magnetto, la ira de Dios –como se hace llamar el CEO de Clarín– estalla en las páginas del diario y los zócalos de TN o las noticias de Radio Mitre. La senadora dijo que no apoyaría la movida del 82% móvil porque era una propuesta irresponsable. Bastó para que los medios del grupo la castigaran.

La frase que le adjudican a Magnetto es tan ingeniosa como pasada de moda. La reunión del martes pasado convertida en acontecimiento público es un gesto de impotencia y no el rugido del león jefe de la manada que advierte y atemoriza al resto de los congéneres sobre quién manda. Hasta ahora, justamente, la gran habilidad del CEO era operar en silencio y en las sombras. Magnetto jugó un papel muy activo en la salida anticipada de Raúl Alfonsín. Clarín castigó muy duro al radical que dejó el gobierno el 8 de julio de 1989, cinco meses antes de lo establecido por mandato constitucional. La asunción anticipada de Carlos Menem fue celebrada por Clarín y Magnetto en persona operó con el polifuncional Roberto Dromi, la entrega de Canal 13 por una cifra muy delgada. El romance con el riojano duró bastante pero empezó a tambalear cuando el multimedios, que venía cableando el país para dar televisión paga, quería a toda costa incorporar telefonía a su red. La negativa del menemismo a las pretensiones de Magnetto tenían nombre y apellido: Telecom y Telefónica.

Fue entonces que un equipo de sociólogos y analistas de discurso, bajo la brillante conducción de Eliseo Verón, tuvo a cargo la búsqueda de una fórmula que pudiera competir –o al menos dañar– la carrera de Menem por el segundo mandato. Cuentan que después de varias encuestas y estudios de opinión pública, los dos nombres que salían con chances eran Carlos Chacho Álvarez y José Octavio Bordón. Magnetto quiso saber quién de los dos era mejor para encabezar la fórmula y le dijeron que eso no surgía con claridad de las indagaciones. “Sería bueno que fueran a internas abiertas”, parece que sugirió el CEO. Por coincidencia divina o por habilidad operativa, en el verano de 1995, el llamado Frente Para un País Solidario celebró internas abiertas y la fórmula Bordón-Álvarez se presentó el 14 de mayo de ese año como sparring del riojano. Pocos meses después, el 28 de agosto, cuando se cumplían 50 años de la salida del primer diario Clarín, el gran ausente de la megafiesta del monopolio fue Menem. Empezaban las investigaciones sobre el contrabando de armas y la campaña lenta y persistente del monopolio contra el riojano.

Después de eso, Magnetto se ufanó de haber estado siempre en la decisión de quién sería el nuevo presidente. Incluso hasta con Néstor Kirchner, porque dicen que le dio la venia a su amigo Eduardo Duhalde para que –habiendo declinado Carlos Reutemann y José De la Sota– apostara al santacruceño. Luego llegó la candidatura de Cristina Fernández y empezaban a dividirse las aguas. Pocos reparan en la tapa de Clarín del 28 de octubre de 2007, cuando decía que “había clima de segunda vuelta”. Era el prólogo de las campañas para limar y controlar el enorme consenso logrado por el kirchnerismo que lo ponía a las puertas de contar con un poder político capaz de evitar los constantes consejos de Magnetto.

Ahora, a pocos días de celebrar los 65 años de la salida del primer ejemplar de Clarín, Magnetto puso de rodillas a varios referentes del peronismo opositor. Ahora, más que para influenciar en los próximos comicios, la foto sirve para tratar de mostrar fortaleza interna. El rugido del león puede servir para que otros leones jóvenes del grupo sepan que todavía es el tiempo del jefe de la manada. Es un beneficio demasiado módico para quien enfrentará citaciones judiciales por graves delitos, sobre todo por el papel que jugó con la apropiación de Papel Prensa.

Magnetto, el gran patrón de la oposición

Miradas al Sur. 8/8/2010
Por Daniel Cecchini

En los últimos diez días, lo que era un secreto a voces salió a la luz con la potencia de lo innegable: la agenda y las candidaturas de gran parte de la oposición política se resuelven en las sedes de las grandes corporaciones e, incluso, en la intimidad de las casas de sus hombres más poderosos. La reunión que convocó a Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann, Felipe Solá, Francisco De Narváez y Mauricio Macri en uno de los departamentos de Héctor Magnetto no llegó a la obscenidad de la foto que, una semana antes, había mostrado a los 12 variopintos apóstoles en el predio de la Rural, pero reveló sin medias tintas quién maneja los hilos de la pelea contra el kirchnerismo con vistas a las elecciones del año próximo.

Miradas al Sur pudo saber que no era la primera vez que estos cuatro dirigentes del peronismo disidente y el jefe de Gobierno porteño se reunían –hasta entonces en secreto– convocados por el CEO de Clarín, y que el tema central del encuentro del martes fue comenzar a definir la candidatura del sector. Al día siguiente, Magnetto volvió a asumir el papel de líder opositor durante el almuerzo realizado en la Unión Industrial Argentina, donde compartió la mesa con los principales dirigentes de esa entidad y de la poderosa Asociación Empresaria Argentina, que le responde. Allí, el jefe del multimedios trató de mostrar un frente empresario parado en la vereda de enfrente del Gobierno para reclamar una “seguridad jurídica” que, para los grupos económicos más concentrados, significa lo mismo que las “retenciones cero” que reclaman el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, y su comparsa campestre: todo para mí, nada para vos.

Una noche en la Recoleta. La filtración a la prensa de la comida del martes a la noche en el departamento que Magnetto tiene en Alvear y Cerrito, lindero con la Embajada de Brasil, fue deliberada. No se debió a un descuido de los participantes, sino que tuvo una clara intención: mostrar al CEO de Clarín por encima de las principales cabezas de la oposición política, oficiando de estratega y, también, de mediador entre ellos. “Esas reuniones son una rutina, sólo que ahora las quieren mostrar. Estos mismos dirigentes también se han reunido con José Aranda (miembro del directorio del monopolio). Son socios políticos de Clarín. Y Macri, aunque no pertenece al peronismo federal, es parte de las reuniones desde siempre”, dijo a Miradas al Sur un dirigente de ese espacio que pidió reserva de su nombre. “El problema es que no tienen candidato y están preocupados por eso. Se les cayó Reutemann; Solá es imposible que llegue y lo mismo pasa con Duhalde. En las cuentas que hacen, hoy ven que la disputa está entre alguno de los Kirchner y Alfonsín. Y piensan que con la economía en crecimiento las posibilidades de que ganen los Kirchner son muy grandes”, agregó.

“La reunión del martes tuvo una agenda bien definida –confirmó a Miradas al Sur un hombre de confianza de Felipe Solá–”. Primero que nada querían definir de una vez por todas si Reutemann, que era el candidato que todos querían, iba a ir o no. Eso ya está, no va a ser. El otro tema que se discutió fue si les convenía dar la pelea en una interna del PJ o por afuera, y la opinión que predominó fue la de competir por afuera. Macri, por ahora, quedó afuera de todo. No va a participar de una interna dentro del peronismo federal”. Avanzada la noche, Eduardo Duhalde llegó a tirar un esbozo de equipo de gobierno en caso de ser candidato: “(Roberto) Lavagna sería jefe de gabinete y Jorge Sarghini (diputado duhaldista), ministro de Economía. El nombre de Lavagna sería una garantía para la UIA, donde es muy respetado”, dijo a Miradas al Sur una fuente del duhaldismo.

Cuestión de números. Los comensales del martes a la noche no dejaron de repasar las encuestas, que en los últimos tiempos vienen mostrando un escenario bastante complicado para la oposición en general y, particularmente, para el peronismo disidente. El último sondeo de Enrique Zuleta Puceiro señala que el 47 por ciento de los consultados opina que en 2011 ganará el oficialismo, en tanto que sólo el 31 por ciento piensa que podría ganar un candidato opositor. Pero el dato más relevante es otro: el 57 por ciento cree que a la oposición le falta capacidad para gobernar. El diagnóstico de Ipsos Mora y Araujo va en el mismo sentido: “La consolidación de la recuperación oficialista parece impulsada por la mejora en las expectativas económicas y el vacío de liderazgo de la oposición. El sostenido aumento de la aprobación pública del desempeño presidencial es concomitante con la caída en las expectativa negativas sobre el país y sobre la situación económica. Asimismo, el fortalecimiento del posicionamiento oficialista coincide con la persistente falta de liderazgo en la oposición”, dice. Y agrega: “Un tercio de la opinión pública no identifica a ningún dirigente como líder de la oposición y los dos tercios restantes dividen sus adhesiones de manera extremadamente pareja”. En otras palabras, cualquier candidato del oficialismo –Cristina o Néstor Kirchner– podría ganar en primera vuelta y, en caso de no lograrlo, podría hacerlo en el ballottage.Esta falta de liderazgos claros en la oposición habría sido una de las razones por las cuales Magnetto decidió salir de las sombras y mostrarse como el gran armador. Y la razón última de la filtración de la reunión a la prensa, una jugada que no cayó bien entre los otros participantes del encuentro. Quien más mostró su desagrado fue Felipe Solá: “Resulta que ahora tengo que explicar por qué voy a cenar con Magnetto. No voy a pisar el palito de la inquisición que divide entre buenos y malos. Es ofensivo que piensen que recibo instrucciones porque insultan mi inteligencia. A mí no me mandonea nadie”, se defendió y después –como si se tratara de señalar a algún compañerito de escuela ante la maestra– dijo que Magnetto no sólo se había reunido con ellos, sino también con Ricardo Alfonsín.

El gran dinosaurio. La jugada de Magnetto tuvo como efecto secundario desplazar del centro de la escena opositora a Hugo Biolcati, un lugar que había ganado a caballo de la exposición de la Rural. El armado de la foto de los 12 apóstoles tuvo, para algunos ojos complacientes, el efecto de mostrarlo en una posición de liderazgo, que quedó rápidamente desdibujada después de la precariedad del discurso inaugural. La falta de autocrítica y las reiteradas alusiones al país del Centenario – granero del mundo– como si se tratara del paraíso perdido, no cayeron bien entre los industriales y provocaron preocupación en muchos de los dirigentes políticos que lo acompañaron en la movida ruralista.Además de ignorar que las desigualdades sociales y la distribución de la riqueza del país del Centenario eran abismalmente mayores que las actuales, a la hora de repartir culpas por los graves problemas de desarrollo de la Argentina negó lo evidente: que fue la institución que él comanda –con sus socios políticos y militares– la responsable principal de haber aplicado un modelo destinado al fracaso. Fue más lejos aún, en la tergiversación de la historia, cuando comparó a la Argentina con otros países que estaban en la misma posición agroexportadora a comienzos del siglo pasado. Omitió decir que el modelo argentino no pudo desarrollarse hacia la modernidad por la resistencia de la Sociedad Rural a distribuir parte de la tierra entre los inmigrantes, como sí lo hicieron Australia y Canadá y eso fue la base de su desarrollo.

Así las cosas, si algo hay que agradecerle a Magnetto –y también a Biolcati– es haber contribuido, en estos últimos días, a clarificar el tablero político de la Argentina: ya se sabe quiénes manejan los hilos de gran parte de eso que hoy los grandes medios llaman “la oposición”.

Informes: Demián Verduga y Gabriel Bencivengo

lunes, 2 de agosto de 2010

El dinosaurio de la soja

Miradas al sur 1-8-2010
Por Natalia Coronel

Tengo puntos en común porque vengo del sector agropecuario, me crié en el campo”, contesta el diputado salteño Alfredo Olmedo cuando Miradas al Sur le pregunta sobre su relación con la Sociedad Rural.

Su padre es quien hace poco menos de cinco años se convirtió en el nuevo “rey de la soja”, con 110 mil hectáreas (dedicadas casi en su totalidad a la oleaginosa) y tres aviones, desplazando así al empresario sojero Gustavo Grobocopatel.

Pero Olmedo hijo no se queda atrás. Además de ser uno de los tres herederos del mayor productor de soja del país, tiene más de 1.100 hectáreas de olivares en La Rioja con más de 3.000 kilómetros de riego por goteo y un acuerdo comercial con la olivícola Nucete. También arrienda cerca de 30.000 hectáreas para producir soja y es el representante exclusivo de la firma Isuzu para llevar camiones y camionetas a Salta.Quizás la mención del rejunte de sus bienes explique mejor la relación del actual diputado salteño con los miembros de la Sociedad Rural.

“En la Argentina hay que hacer política de Estado a favor de todos aquellos sectores que produzcan dignidad, riqueza, trabajo y engrandecimiento para la patria, como lo hace el campo. Para eso hay que eliminar paulatinamente las retenciones”, sostiene el salteño defendiendo la postura del campo.

Además, en el último tiempo, el legislador tomó notoriedad por algunas de sus frases más controvertidas, sobre todo, aquellas contra el matrimonio entre personas del mismo sexo. “Tengo la cola cerrada y la mente abierta”, argumentó al votar en contra.
En relación a la causa de las escuchas ilegales en la que se encuentra procesado Mauricio Macri, sentenció que “es un tema menor maximizado por el Gobierno para tapar hechos de corrupción”.

Como no podía ser de otra manera, Olmedo también salió al cruce de la legalización del aborto. “Una mujer violada no deja de ser madre primero y, si aborta, pierde esa capacidad. Además es mejor ser violada que matar a un hijo”, aseguró con ligereza y fiel a su estilo.

“La base de la sociedad es la familia, por eso me opongo al matrimonio gay, al aborto y al divorcio”, resumió el polémico salteño, a pesar de ser él mismo un hombre divorciado.

Bienvenidos al país real

Por Eduardo Anguita


La Argentina, al menos para bastantes argentinos, deja mucho que desear. Lo difícil de descifrar son los motivos que llevan a afirmar que hay mucha insatisfacción y que esa insatisfacción es difusa, que se dispara de modo indiscriminado contra el país como contra el Gobierno. Eso sí, cuando se trata de poner sobre la mesa argumentos o datos, muchos formadores de opinión ocultan o falsean información. El más suculento de esta semana es el silencio completo de los grandes medios sobre una encuesta de Manuel Mora y Araujo que afirma, sin ambigüedades, que Néstor Kirchner encabeza la intención de voto de los argentinos. Pero hay dos datos más, uno es que gana también en segunda vuelta y el otro es que lo anunció en plena Sociedad Rural.
Hace pocos días se recordaba La noche de los bastones largos, cuando el onganiato se cargó la autonomía universitaria, allá por 1966, y provocó la fuga masiva de investigadores y académicos formados con recursos argentinos y que sumaron su sabiduría a empresas o universidades norteamericanas y europeas. Hoy, no sólo sigue en pie la UBA sino que hay universidades públicas en los principales centros urbanos del Gran Buenos Aires. Alrededor de setecientos científicos están repatriados. El Ministerio de Ciencia y Técnica tiene el programa Raíces para ayudar a los que quieren volver. La única salida es Ezeiza, se dijo durante muchos años. Y muy pocos se animaban a rebatir al que lo disparara en la cola del banco o del súper. Las ilusiones se cultivaban en los consulados de Italia o España. Un pasaporte europeo o la green card norteamericana tenían el sabor del elixir. Ahora nos enteramos que las empresas españolas tienen de salvavidas a sus filiales de este lado del Atlántico.
El viernes dialogué extensamente con Mirta Iriondo, directora general de Planificación Industrial del Ministerio de Defensa. Estudió Física Teórica y tiene estudios de post grado en Matemáticas e Ingeniería Física. Se formó en Suecia y volvió a la Argentina en los noventa. Le dieron un trabajo en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba, su provincia natal. Lo que me dijo la doctora Iriondo, que yo desconocía, es que había conocido fugazmente ese lugar en 1976. Ella estaba en Buenos Aires, la secuestró un grupo de tareas y la llevó al centro clandestino El Vesubio. Luego la subieron, vendada y esposada, a un avión y la trasladaron a Córdoba. Pispeó por debajo de la venda y supo que estaba en esa Escuela de Aviación. Luego la subieron a un auto y a los 20 minutos la alojaron en La Perla, uno de los campos de concentración más feroces de la dictadura. Ella supo perfectamente dónde la llevaban. Tenía algo más de 20 años. Sobrevivió a La Perla.
–Me impactó mucho cuando fui por primera vez a trabajar a esa Escuela.
Ya era una científica hecha y derecha. Y no sólo no renegaba de su pasado sino que no dejó de reunirse con otros sobrevivientes y testificar.
–Era en pleno menemismo.
Por entonces, la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba cerraba y Carlos Menem se la entregaba a la transnacional Lockheed Martin. Quise saber cuándo se había incorporado al Ministerio de Defensa.
–Conocí a Nilda Garré el 24 de marzo de 2007, en La Perla.
Ese día, lluvioso, Néstor Kirchner habló al país desde ese campo de concentración. Fue frontal con Alfredo Bisordi, el entonces presidente de la Cámara de Casación Penal y figura clave para sabotear los juicios por delitos aberrantes. En ese contexto, tan contradictorio para quien no entienda las convicciones profundas que pueden mover a una científica militante, Mirta se sumó a la tarea de la Defensa. Desde entonces, menos académicos y más militares.
–Con algunos me llevo bien y con otros muy mal.
Nunca dejó de testimoniar contra los genocidas. En estos últimos años –y especialmente en los últimos dos meses– estos criminales desfilan ante tribunales. Bisordi ya no está en la Justicia. Luciano Menéndez y Jorge Videla están sentados en Córdoba por algunos de los tantos crímenes que cometieron. Y no hay rosas sin espinas. La página web de los presos políticos de Argentina sacó una lista de quienes, de modo valiente, van a dar su testimonio a este juicio.
“Conozca nombres de terroristas y sus lugares de residencia: Pueden ser sus vecinos, profesores, arrimarse a Ud. como amigos… Ellos conviven entre nosotros…” A continuación dan los nombres de 88 de ellos, acompañados de la dirección de su vivienda o, al menos, del barrio donde viven.
Pese a que hay muchos que quieren meter miedo, Iriondo, con su historia encima, se ocupa de su tarea.
–Lo primero es cómo utilizamos los escasos recursos para la Defensa. El desarrollo tecnológico te permite tener soberanía, porque dejás de depender del exterior. El mayor ejemplo es el Invap, una empresa nacional y del Estado (de Río Negro) que desarrolla radares, que nos permite avanzar en un prototipo de un radar fijo para el Ejército. O comprás afuera o empezás a desarrollar algunos proyectos en el país, bajando costos y teniendo mayor soberanía.
Iriondo carga su historia. En esa historia, sin dudas, hay claves para entender por qué elige la vida y la soberanía.
La política cruda. “Los logros argentinos están por debajo del potencial”, se escucha a menudo. Claro. Pero, ¿desde dónde miramos ese potencial? ¿Cuáles son las corrientes políticas, culturales y sociales que se mueven para desarrollar ese potencial? ¿Cuáles son los intereses corporativos que están horrorizados ante esa perspectiva y que ni siquiera se animan a disimularlo?
Esta semana, última de julio, brinda al observador datos muy elocuentes. Algunos sujetos a la pasión de la identidad y la interpretación. Otros, demasiado mensurables.
Vamos a los primeros. La foto de los 12 apóstoles en la Sociedad Rural pidiendo retenciones cero es una confesión. El primero a la izquierda ¡horror, la izquierda! es Joaquín Morales Solá, que no sabe casi nada de granos pero lo subieron a la foto seguramente porque Mariano Grondona –sojero en serio– no llegaba a tiempo. El último es Alfredo Olmedo, un ilustre desconocido que llegó a ser diputado nacional por Salta con una campaña a favor del servicio militar obligatorio. Se ganó el podio en el selecto grupo de los 12 por tener 110.000 hectáreas de soja en Salta, Santiago del Estero, La Rioja y Formosa. Encabeza el ranking en materia de latifundistas. El que tomó la voz cantante para lanzar la cruzada fue Daniel Sabsay, un radical atildado, que oficia al mismo tiempo de conciencia cívica de la Constitución y de militante por la preservación del medio ambiente. Sabsay quiere que el 24 de agosto se caigan las retenciones. Sueña con un país que se prive de los recursos para financiar buena parte de las políticas redistributivas. No dijo una sola palabra de las consecuencias: sería tan rentable sembrar soja que Monsanto tendría muchos más clientes. Eso sí, Sabsay de medio ambiente y glifosato no dice ni media palabra.
Hubo otra foto. De una estética menos pituca. Porque las camperas negras de Néstor Kirchner, Hugo Moyano, Emilio Pérsico y Amado Boudou fueron para rememorar el luto de la muerte de Evita. Ahí Kirchner habló de llegar al 50 y 50, como suele decirse para graficar que la mitad de la renta vaya a los asalariados y la otra para los empresarios. Y esa foto del lunes fue el prólogo de los anuncios de aumentos a los jubilados y el sorpresivo incremento de la asignación por hijo del orden del 22 por ciento que llega a 3.700.000 beneficiarios. Esta semana próxima, la apuesta redistributiva irá a elevar el piso del salario mínimo vital y móvil posiblemente a 1.800 pesos.
El gran dilema no se resuelve en abstracciones o melancolías sino en la relación de fuerzas de los dos proyectos que expresan estas dos fotos. Los intereses sojeros apostaron sencillamente porque las retenciones a esa oleaginosa representa 6.000 millones de dólares este año, que van al erario público y sirve para financiar políticas sociales. Atrás de la soja se sentó buena parte del arco opositor, con el soporte expreso de La Nación y Clarín, más los medios audiovisuales con mayores audiencias. Amén de la bendición de la Conferencia Episcopal.
La encuesta de la discordia. Mora y Araujo y Asociados fue parte del soporte académico de la rebelión sojera de 2008. Pero el jueves, dos días después de la foto de los 12 apóstoles, presentó el estudio de opinión pública que silenciaron Clarín y La Nación. Concretamente dice que el 42 por ciento de los consultados aprueba la gestión de Cristina Kirchner. La síntesis conceptual del estudio empieza así: “El oficialismo ha consolidado su recuperación ante la opinión pública impulsado por la mejora en las expectativas económicas de la población y por el vacío de liderazgo en la oposición. Esta recuperación posiciona a Néstor Kirchner como candidato potencialmente más votado en una primera vuelta presidencial y, aunque condenado a competir en una segunda vuelta, también como triunfador en la mayoría de los escenarios de ballotage”. Los dos diarios accionistas de Papel Prensa y promotores de las ferias sojeras decidieron dejar en la clandestinidad a quien, junto con Felipe Noguera, es uno de los consultores de cabecera de la Sociedad Rural Argentina.

Gula

Página 12 1-8-2010

Por Sandra Russo

“Los gobiernos pasan, son un mero episodio, pero la tierra permanece.” Tal el sustrato del discurso del liderazgo opositor más consolidado y visible hasta el momento. El mechón rebelde de Biolcati, que flameaba mientras al anochecer él leía su pieza oratoria y política, colaboraba en la pantalla, tan colocada en el primer plano, para ubicarlo en ese papel. Un papel, según definió, histórico: él, el más poderoso del núcleo duro opositor, viene a ser el heredero de las otras grandes luchas que libró la Sociedad Rural Argentina.

¿Qué luchas libró la Sociedad Rural Argentina? Todas y cada una, contra el pueblo. Todas y cada una, para sí. ¿Cómo llegamos a esta escena, en la que casi todos los dirigentes políticos opositores se arrastran a los pies de la gran corporación? Estaban allí, escuchando los insultos a la política. ¿Qué hacían Duhalde y Chiche escuchando que los pobres son la basura que genera la política para rejuntar votos, esa escoria que si es explotada por alguien, es por la política? Digo que es la clase política que se arrastra a los pies de la corporación, porque para alinearse ahí hace falta tragarse el sapo completo de la antipolítica. Ese sujeto histórico que dice representar Biolcati es el antipolítico por excelencia. Lo único que florece a su alrededor es servilismo y entrega.

Ese sujeto histórico embrionó en los financistas de la Campaña del Desierto. El país del que hablan no tiene pasado: lo fundaron ellos cuando les entregaron las tierras ya liberadas de indios de los que no hace ni falta acordarse, puesto que confirmó ayer, nosotros bajamos de los barcos. El embrión de ese país fue un pacto entre ricos y militares. Fue el Roca militar el primer político que aceptaron. Están acostumbrados a que les hagan esa clase de favores, y a que los pactos con los políticos sean de esa especie: con los políticos jugando para ellos y un territorio inmenso para ser sus dueños.

Los gobiernos pasan, la tierra queda. Ellos creen que son la tierra. Los dueños de las tierras se identifican con su propiedad privada, y es así en todo, claro, ellos son los que han tenido el poder durante casi toda nuestra historia. Todas las luchas populares de estos doscientos años se libraron contra los intereses que representan Biolcati y su Mesa de Enlace. El discurso de ayer lo consagra también para eso: es el que tiene la estancia más larga.

Si la política tiene sentido para millones de argentinos, ciudadanos, militantes, dirigentes, es precisamente para que gente como Biolcati tenga menos poder. Ellos no quieren ser sectores que pugnen con los otros, como en cualquier democracia. Quieren ser lo que han sido siempre, menos en los gobiernos peronistas: los que tutelan que lo mejor para todos, ese abstracto invocado por los políticos, siempre sea lo que les convenga a ellos. No quieren entrar en discusión. Desde el 2008 que se niegan a bajarse del caballo del dueño. No quieren negociar. No saben ser una parte. Siempre han hablado en nombre de la Patria, incluso cuando cobijaron a los asesinos o cuando eran amigos de Menem. Todos pasaron, la tierra queda. La tierra no son ellos, la Patria no son ellos. Tarde o temprano tendrán que darse cuenta.

Y si se preparan para una más de sus grandes luchas, Biolcati será el verdadero comandante. Tiene el carácter, la gula y el impudor que suelen enamorar a la derecha golpista argentina.

Duhalde en la Rural

Página 12. 1-8-2010
Por José Pablo Feinmann

La vida (ha escrito Héctor Tizón) no se mide en años, sino en asombros. Dios nos conserve entonces a la Sociedad Rural y al señor Biolcati. Ayer nos han entregado asombros casi como para aspirar a la inmortalidad. El señor Biolcati le ha robado el discurso a la izquierda. Esa pregunta que tanto se ha formulado en relación con el kirchnerismo (¿hay algo a su izquierda?) ha perdido vigencia. Ha sido ampliamente respondida. Su formulación ha perdido sentido. A la izquierda del kirchnerismo está la Sociedad Rural. Ni el Proyecto Sur ni el PO. Sería difícil ver a sus representantes tan preocupados, casi en estado de lamento continuo, conteniendo lágrimas de dolor e indignación, como se lo vio al veterano trosco Hugo Biolcati en el atril de la Rural. Ahí pronunció un discurso bien escrito (vaya a saber qué pluma al servicio de la patria se encargó de esa tarea, pero si la patria, que es el campo, llama, hay que acudir) pero plagado de mentiras asombrosas. Son tan intensos los asombros que esas mentiras han despertado en nosotros que –como dijimos– si la vida se mide por ellos tenemos años por delante. Sé que todos vamos a andar escribiendo de esto. Pero hay que comprender: pocas veces se ofreció a la ciudadanía un dislate tan profundo. Primero) Mayo se hizo por y para el campo. No en vano Moreno escribió la Representación de los hacendados, esa apología del librecambio para posibilitar los negocios con Inglaterra. El “otro” Moreno –el que tanto entusiasma a los nacional populares– no existe para Biolcati. Además, cada día se prueba con más certidumbre que el Plan de Operaciones es apócrifo. ¿Qué queda, entonces, de la gesta de Mayo? El librecambio con Inglaterra. Segundo) El campo fue creciendo y muy pronto se vio que era la fuente principal de recursos que tenía el país. José Hernández (no citado por Biolcati) habrá de decirlo: “Vale tanto un vellón de oveja como una máquina fabricada en Liverpool” (cito de memoria). Se llega así al glorioso Primer Centenario. ¡Que se sigue honrando en la Sociedad Rural! Eramos el “granero del mundo”. El primer país exportador de América latina. Lugones escribía su Oda a los ganados y las mieses: “Allá la vaca fértil como el campo/ su sustancia elabora/ en el músculo, en la ubre y en la pella,/ con una grave plenitud geórgica/ Si anda, parece que en su marcha pende/ el talego del rico, si reposa/ su aspecto familiar de cofre tosco/ es la seguridad del pobre./ La honda paz de los campos en su ser vegeta” (Ver: Odas seculares). Así, Biolcati fija el momento esencial de la grandeza argentina en el primer centenario. Ese centenario que fue la fiesta de ellos. La fiesta ajena. La fiesta de la oligarquía y la celebración de la inextinguible riqueza del campo, del granero del mundo. Pero luego el país empieza a extraviarse. Uno cree que Biolcati va a empezar a ladrar contra el peronismo, según es habitual. ¡Pero no! ¿Cómo va a hacerlo si ahí, a pocos metros está sentado don Eduardo Duhalde? Don Eduardo y su Chiche: ahí están. En la fiesta de la Sociedad Rural, entidad que tan bien se llevó siempre con el peronismo. (Y todavía mejor con el gaucho Menem, que les dio todo lo que le pidieron y más.)

Que esté Duhalde es serio. Que esté Macri no importa. Que esté la trajinada Mesa de Enlace tampoco. Al señor Buzzi –uno conjetura– en cualquier momento sus bases se lo comen, cansadas de ir detrás de los proyectos de los poderosos, cansadas –como dice un amigo que suele utilizar un lenguaje algo directo, que desapruebo– de ser usadas “de forros” por los grandes terratenientes. Pero está Duhalde. Sigamos –por ahora– con Biolcati. Lo que dice a continuación es tan asombroso que tal vez nos conceda la eternidad de tanto que lo es. Porque si la vida se mide en asombros, el que Biolcati nos dio cuando dijo que la culpa de la desgracia argentina la tenían los golpes de Estado que habían derrocado a gobiernos constitucionales fue la joya de la jornada. ¿En serio, señor Biolcati? ¿Fueron los golpes militares los que arruinaron la prosperidad y el crecimiento argentinos? Pero si todos esos golpes contaron no sólo con el apoyo de la Sociedad Rural, sino que algunos se planearon bajo el calor de sus lujosas residencias. Caramba, ¿hasta dónde es posible mentir? Este es un tema teórico: ¿cómo es posible mentir hasta un límite ya lindante con el delirio? ¿Cómo alguien puede decir tan abiertamente algo totalmente contrario a la facticidad de la historia, fácilmente refutable con cualquier diario de cualquier época cercana a un golpe de Estado? ¿Con qué se cuenta para algo así? ¿Con la mala memoria de la gente? ¿Con su estupidez? ¿Con sus intereses? ¿Con su mezquindad? ¿Con la certeza de que la mentira no importa en la política si sirve para acumular poder? “Mil repeticiones hacen una verdad.” “Mientan, siempre algo queda.” Es posible. ¿Pero tanto? ¿A quién le habla Biolcati? ¿A qué idiotaje insalvable cree que se dirige? Ni Morales Solá le va a creer algo así. Pero eso no importa. No tiene que creerlo. Tiene que confirmarlo. Lo que crea es secundario. Lo que importa es que hoy diga que es verdad. Dentro de todo, en algún punto hasta es tranquilizante que Biolcati afirme eso. Reniega de los golpes de Estado. Los está descartando para el presente. No olvidemos que con Grondona –en televisión– planeaban un golpe a cara descubierta y entre risitas cómplices. Estos muchachos.

Pero la cumbre de la impostura, de la impúdica patraña, llegó con la preocupación –acaso conmovedora por lo que conlleva de autocrítica, ¿o no?– por los pobres. La Sociedad Rural ha incurrido en la “opción por los pobres” tal como algunos maltratados representantes del sacerdocio católico. Biolcati habló del hambre, de la pobreza, de la exclusión. Notable: ellos fueron los que crearon el hambre durante la fiesta de los noventa. Ellos y los altos financistas y ese imperdonable Partido Justicialista y ese sindicalismo de traidores a sus bases que se hincaron ante Menem, que se vendieron, que dijeron sí a todo. Biolcati, con la convicción de un sindicalista combativo, denunció el hambre que arrasa el país. Se puso a la izquierda de todo y de todos. Quienes quieren ocupar esa franja deberán denunciar esta impostura. Hay que decirlo claro: quienes crearon a los hambrientos por su sed infinita de ganancias no tienen derecho a hablar del hambre.

Pero ahí estaba Duhalde. También Macri, pero no importa. Es un perdedor. También De Narváez, pero no importa: es un ET. Pero Duhalde sí, él importa. Es en el peronismo donde las batallas se van a librar. Nadie puede gobernar (hoy, todavía al menos) este país sin el apoyo del aparato peronista. Duhalde controla una buena parte. ¿Quién es Duhalde? Es un político que fue al acto de la Sociedad Rural. Alguien que sorprendió a todos hablando amablemente de los militares desaparecedores y pidiendo se les conceda la libertad. O que cesen los juicios. Alguien que presentó el libro de Alberto “Tata” Yofre (el último: el que festeja la represión clandestina que Perón ejerció sobre la Tendencia durante su oscuro y, en efecto, clandestino tercer gobierno). Yofre es, también, ese autor que lee Alfredo Astiz, que se presenta con su libro en las audiencias y lo pone a la vista de todos: “Señores, yo leo esto”. Acaso Duhalde lo ponga de ministro del Interior o le restituya el puesto de jefe de la SIDE que tuvo con Menem. Esto es más posible. En suma, toda la llamada “oposición” tiene su verdadera fuerza, no en los medios, no en la Sociedad Rural, no en esos patéticos políticos que ponen la cara por ella, sino en el aparatismo duhaldista, parte importante del aparatismo peronista. La otra parte del aparato la tiene Néstor Kirchner, que es un tigre para dar esas batallas. En suma, las elecciones de 2011 (al margen de las caras visibles que se presenten como “candidatos”) deberán elegir entre Kirchner o Duhalde