miércoles, 30 de junio de 2010

Binner en Uruguay


El gobernador santafecino se fue hasta el Uruguay en busca de acuerdos comerciales. En el viaje aprovechó para tomarse un desayuno con la Asociación de Dirigentes de Marketing en el Club de Golf Municipal de Montevideo. Al paquete encuentro también asistieron el presidente de la Cámara de Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay, Alfonso Varela, y el ex presidente Julio María Sanguinetti.

Hasta acá todo bien con Hermes y con los uruguayos.
El tema son algunos conceptos que dejó el gobernador.

LEEMOS EN ROSARIO 12:
Binner no ahorró críticas al corte del puente de Gualeguaychú. "Que durante tanto tiempo haya sido cerrado un paso fronterizo es de gran gravedad. Y agregó una fuerte condena al corte al corte del puente internacional que une Gualeguaychú con Fray Bentos, a propósito del conflicto por la instalación de la pastera Botnia (hoy UPM), así como la decisión argentina de concurrir al Tribunal Internacional de La Haya.

LO QUE LLAMA LA ATENCIÓN ES LA DIFERENCIA QUE HACE BINNER AL MOMENTO DE REPUDIAR ALGUNOS CORTES. POR UN LADO SE MANIFIESTA EN CONTRA DE LOS PIQUETEROS-ASAMBLEÍSTAS DE GUALEGUAYCHÚ Y POR OTRO NADA DIJO DE LOS PIQUETEROS-RURALISTAS-CHACAREROS ARGENTINOS QUE CORTARON RUTAS Y DESABASTECIERON AL PAÍS DURANTE UN AÑO.

PERDÓN, EL GOBERNADOR SÍ DIJO ALGO SOBRE EL "CAMPO": "el conflicto del campo fue un conflicto pensado desde el gobierno como un conflicto entre dos sectores, pero no pensando desde la ruralidad como un conjunto de procesos que integran a toda la sociedad".

OJALÁ FUERA ESA SOLAMENTE LA CUESTIÓN. EL TEMA ES QUE LEJOS DE CUESTIONAR LOS PIQUETES DE LA SOCIEDAD RURAL EL SOCIALISMO SANTAFECINO ACOMPAÑÓ Y APOYÓ TODOS SUS RECLAMOS.

ANTES DE DESPEDIRME, UNA PERLA DE LA BUENA GENTE CON LA QUE HERMES DESAYUNÓ. DICE ROSARIO 12:
El presidente de la Asociación de Dirigentes de Marketing, Jorge Abuchalja...En su carácter de anfitrión, además de cuestionar que "la Presidenta argentina bloquea lo que puedan ser proyectos conjuntos", tuvo una curiosa interpretación sobre el futuro de la integración latinoamericana. "La comparto desde el punto de vista comercial, pero desde lo político y cultural debemos trabajar mucho, porque, ¿qué tenemos que ver nosotros con los indios del Machu Picchu?".

CLARO, SE IMAGINAN LO QUE SERÍA UN PARTIDO DE GOLF O UN DESAYUNO CON LOS INDIOS DEL MACHU PICCHU!!

LO DE LENTO NO ES MIO SINO DE TARICO. CUALQUIER COINCIDENCIA CON LA REALIDAD ES PURA CASUALIDAD.

lunes, 28 de junio de 2010

Perdió Chile



Brasil 3 Chile 0

El equipo del querido Marcelo Bielsa fue derrotado claramente por el de Dunga. Si bien al comienzo la cosa fue pareja, los chilenos no pudieron equiparar la diferencia de jerarquía entre un equipo y otro.

Brasil tiene grandes jugadores, individualidades que con el correr de los minutos marcan diferencias. Se hace muy difícil entrarles a los gigantes marcadores centrales. Complicado es también evitar que los laterales, fieles a los equipos brasileños, pasen al ataque y si algún equipo lo llegara a evitar sabe que todavía le resta contener los ataques de Kaka y cia.

Para Chile igual fue un mundial positivo. Consiguió varias cosas.

La primera ganar un partido en el debut. Hecho histórico.
La segunda ganar el segundo partido y clasificar, con sufrimiento, a octavos. Era muy injusto si el equipo de Bielsa se hubiera quedada afuera en la fase de grupos.
El tercer logro es la juventud de su plantel. Este punto puede ser capitalisado en la próxima copa del mundo cuando estos jugadores tengan más partidos, experiencia y logros. Chile parecería estar en una buena época en cuanto a calidad y cantidad de buenos jugadores.

El cuarto logro es Marcelo Bielsa. En lo personal volvió a ratificar su visión del fútbol. Lo demostró tanto en las eliminatorias como en Sudáfrica. Continuó siendo fiel a sus convicciones: ATACAR SIEMPRE SIN IMPORTAR EN DONDE Y CONTRA QUIEN.
Si bien es muy temprano para saber si continuara en el cargo de DT, Bielsa ya sentó las nuevas bases del fútbol trasandino.

Sudáfrica, un paso por delante

EN EL PAIS DEL MUNDIAL, EL ABORTO ES LEGAL DESDE HACE MAS DE UNA DECADA


Por Mariana Carbajal

“¿Sabías que en Sudáfrica las mujeres pueden abortar desde el primer trimestre sin ser criminalizadas por su decisión?” El dato se expandió en los últimos días como un virus imparable a través de un correo electrónico que llegó a infinidad de destinatarios. Con la simpática imagen de Zakumi, el leopardo de pelo verde, mascota del Mundial de Fútbol 2010, el e-mail permitió dar a conocer un aspecto poco difundido del país anfitrión. En Sudáfrica el aborto es legal desde 1997. A partir de entonces, el país redujo la mortalidad materna por aborto inseguro en un 91 por ciento, según un estudio publicado en el South African Medical Journal. Página/12 consultó a expertas del país africano para indagar sobre cómo fue el proceso que derivó en la reforma legal, cuáles han sido los obstáculos para su implementación y qué impacto tiene en la vida de las mujeres.

sigue aca

domingo, 27 de junio de 2010

VAMOS POR ALEMANIA!!



ARGENTINA 3 México 1

Gran triunfo de la selección de Maradona, la selección de todos.

El equipo no jugó como en los anteriores partidos, pero de todas formas lo hizo bien. Sufrimos al comienzo. Un par de tiros de larga distancia de México. Uno al caño, el otro pegado.

A partir de allí el equipo se despertó. Si bien faltó algún interlocutor en la mitad de la cancha que se hiciera cargo de la creación, Messi necesita a alguien más para buscar socios, la jerarquía de los futbolistas reparó la ausencia.

Messi comenzó a buscar por derecha, por izquierda y por el medio. Si bien no fue el de otros partidos, jugo bien. Se juntó con Carlitos y con Iguain.

Llegó el gol. Buen pase de Lio a Carlitos, el arquero intentó retener la pelota llendo al suelo, se le escapó y volvió a los pies del mejor, que se la pica a Carlitos, en claro off side, y de cabeza define. Justo? Mm...igual que importa!

El segundo. Grosero error del defensor de México Osorio que luego de dominarla intento pasarla a un compañero, lo apuró Iguain, la peleó, la ganó, la pisó y lo definió. A otra cosa...

El tercero. Solo Carlitos podía hacer ese gol. No por que nunca se hiciera alguno similar, sino por la entrega, el sacrificio y las ganas de seguir adelante. Tremendo remate de afuera del área. Al ángulo, imposible para cualquier arquero. Bien por Tevez un incansable que deja todo en cada pelota.

El descuento. Arremetida de México. Buena jugada, mejor definición.

Argentina se replegó mucho, perdió el control de la pelota. Quizás se relajó más de la cuenta. Es un llamado de atención.
Hubo algunas desatenciones en el fondo, cosas que corregir. El rival del sábado dificilmente perdone esos errores.

Igual, para seguir mejorando tenemos unos días más!

sábado, 26 de junio de 2010

Los Santos vienen marchando

Por Eduardo de la Serna

Hace varios años, con su histrionismo habitual y no menor superficialidad, Bernardo Neustadt proponía casi como ejemplo social a un ingeniero que había matado a un chorrito que había querido robarle el pasacassette de su auto. Interesante proporción: un pasacassette de un ingeniero vale más o menos lo mismo que la vida de un “negro”.

Claro que estamos habituados a esto: los muertos por la guerra del coltán en el Africa son cientos de miles al año, pero para los medios de comunicación valen menos que los pocos muertos gringos en las guerras por ellos provocadas. A eso se lo podría llamar “racismo”, pero como queda mal, “lo dejamos ahí”.

Hace poco más de un año mataron a Kitti y a su amigo. Los balearon por la espalda en la Monteverde y el arroyo Las Piedras. Dicen –y nunca lo probaron– que habían querido robar a uno que resultó policía: ¿conclusión? Ambos muertos, con muchos balazos. La causa nunca avanzó, según me dijeron los familiares. Los vecinos cortaron el puente; cuando fui a hablar con ellos la policía me amenazó, y algunos vecinos los llamaron “negros”. Es evidente que la vida de dos pibes vale menos que “mi derecho a transitar libremente”.

Tres adultos honorables de General Villegas tuvieron sexo con una menor. Filmaron todo y –además– lo subieron masturbatoriamente a Internet. ¡Divertidísimo! Cuando alguien habló de abuso “y esas cosas”, un grupo de gente salió a las calles a defenderlos. Pasaron a ser “víctimas”, porque “¡acá todos sabemos quién es esa chica!”. Claro que si la chica era lo que ellos dicen que era, nadie habló de ayudarla. Al fin y al cabo, no vale gran cosa.

En Bariloche parece que un policía tuvo tanta mala suerte que se le escapó un tiro justo hacia un chico que corría. Justo en la nuca. Y cuando la gente protestó, parece que se le escaparon dos tiros más. Además de que parece que se le escaparon algunas trompadas, patadas y otras cosas. Y un grupo de bajos barilochenses (son bajos, ¡qué le vamos a hacer!) marchó apoyando a la policía. “Es que queremos a los policías y no a los chorros, mi amor”, dijo un señor bien puesto. Debo decir que nunca imaginé una manifestación “a favor de los chorros”, no podría suponer quiénes irían a semejante acto. Parece que para los comerciantes vale más una vidriera que una vida. Claro que –además– queda por aclarar si no estamos ante una “represión preventiva”, porque nadie había hablado de vidrieras rotas antes del tiro fugado.

Interesante contraste con la multitud que igualaba a todos en los actos del Bicentenario, donde todos compartían mate y abrazos, bailes y cantos porque “algo” nos hermanaba. ¿Será que cada vez que aparecen estas cosas debe haber una “contrarreacción”? Recuerdo cuando una multitud fue a la ESMA y al poco tiempo apareció un ingeniero trucho con carpetas y velas, y marchas alentadas especialmente por varios medios a favor de una “cruzada”.

Esto del “nosotros” y “ellos” –que ya vivimos con un crimen en un country–, del alto y el bajo, los negros y los blancos, el norte y el sur, debo decirlo, me resulta repugnante.

Algunos creemos que un tal Jesús de Nazareth vino a proclamar que todos somos hermanos y hermanas, y que nadie es más que nadie porque el Padre Dios nos hace iguales. Y para predicar eso comía con los que “no valían”, tocaba leprosos, hablaba en público con mujeres –algo terrible en su tiempo–, abrazaba niños –una verdadera zoncera en aquella época– y decía que Dios reina cuando los pobres tienen buenas noticias. “Negros”, mujeres, gays y lesbianas, del alto o del sur, sin duda serían del grupo con los que se juntaría Aquel que era acusado de ser “amigo de publicanos y pecadores”.

Muchos creen que la Iglesia es el sustrato de la argentinidad. Las marchas, las actitudes y las muertes parecen desdecirlo, o al menos nos hacen preguntarnos por lo que hemos sembrado, ya que “el árbol se conoce por sus frutos”. Y también desafiarnos en qué es lo que estamos sembrando ahora, o vamos a sembrar.

Vivir y morir pobre en Bariloche

Por María Esperanza Casullo

Es muy duro ser pobre en la Patagonia. Es duro ser pobre en todos lados. Pero imagínense ustedes vivir sin gas, sin agua y sin cloacas en ciudades donde en otoño llueve durante tres meses seguidos y en invierno hace 10 grados bajo cero y se acumulan 40 cm de nieve y hielo. Vivir en casillas de madera y chapa, calefaccionándose con leña, siempre robada o conseguida de manera furtiva, o quemando lo que uno encuentre, en lo alto de la meseta (los barrios pobres están siempre en los lugares más altos y más inhóspitos de la meseta), en una región famosa por su viento de más de ochenta kilómetros por hora. Imagínense vivir a kilómetros de los centros urbanos, en un lugar en el que el colectivo pasa a horarios impredecibles, y donde hay que esperar cuarenta minutos debajo de la lluvia o la nevisca.

En los barrios de casillas de las ciudades patagónicas (que tienen nombres como “El Cañadón de las Cabras”, “El Buenos Aires Chico” o “Toma 15”) hay, cada invierno, decenas de muertes por monóxido de carbono e incendios, ya que la leña o el carbón se queman, en general, en tachos o braseros.

En uno de estos barrios de la meseta una pediatra que conozco le preguntó a un paciente cuántos años tenía. La respuesta fue “no sé”. “Bueno, ¿cuándo te festejan el cumpleaños?” “No sé. ¿Qué es un cumpleaños?”, fue la respuesta.

Ahora, si es duro ser pobre en la Patagonia, es aún más duro ser pobre en Bariloche.

Porque Bariloche no es una ciudad, sino dos. La geografía misma organiza esta doble identidad: de un lado del cerro, hacia el lago, está el Bajo. Del otro lado, hacia atrás, hacia la meseta, está el Alto.

El Bajo es una ciudad rica, dedicada al turismo y al ski y llena de camionetas cuatro por cuatro. La ciudad del centro, el Bajo, se imagina a sí misma suiza o alemana. Es una ciudad que organiza su famoso desfile de “colectividades extranjeras”, pero que en realidad es el desfile de los descendientes de alemanes, austríacos y suizos, ya que no desfilan ni los descendientes de chilenos ni los miles de bolivianos que ahora viven allí. Es una ciudad en donde el Ejército y la Iglesia tienen todavía una gran presencia. Es la ciudad en donde hubo una marcha de vecinos para pedir que no extraditaran a Erich Priebke.

El Alto, del otro lado de la cadena de cerros que le da a Bariloche su espectacular vista, no tiene nada de eso. No tiene asfalto, no tiene gas, no tiene cloacas y no tiene casi transporte público. No tiene vista al Nahuel Huapi, ni a ningún otro lago. Tiene, o tenía hasta hace poco, el desempleo más alto de la provincia de Río Negro. No tiene hospital, no tiene basurero. Tiene mucha población joven, altas tasas de delito y muchos homicidios, varios de ellos a manos policiales.

Gracias al cerro que los oculta, los habitantes del Bajo no sólo no comparten la ciudad con los del Alto, sino que ni siquiera los ven. Con sólo no pasar nunca “del otro lado”, es perfectamente posible hacer como que los del Alto no existen.

Salvo, como me dijo una barilochense, que un día los del Alto “bajen”. Que bajen para matar o robar. Que bajen para alterar el equilibrio natural de la ciudad que, en realidad, son dos.

Casi el único contacto que tienen las dos ciudades entre sí es, la mayoría de las veces, la ocasión de un delito o un hecho de violencia. (Y el trabajo en servicios, claro está. Según leí, uno de los adolescentes asesinados trabajaba en las cocinas del Hotel Llao Llao, emblema de la cultura del lujo no ya nacional, sino mundial. Lo esperable, sin embargo, es que luego de la jornada de trabajo se produzca el retorno a los barrios del Alto sin más.)

El manejo de la aduana de frontera, simbólica y real, entre el Bajo y el Alto, queda obviamente a cargo de la policía de la provincia de Río Negro. Una policía cuyo principal rol, a ojos de la comunidad, es asegurar que Alto y Bajo no se crucen.

Una policía cuyo lema es “soporta y abstente”. Una policía que está, como casi todas las policías provinciales de nuestro país, autonomizada del poder político, salvo cuando éste, por afinidad electiva, ordena reprimir. Una policía que tiene antecedentes de casos muy similares en Viedma y otras ciudades.

Y así murieron tres personas, dos de ellas adolescentes, bajo balas policiales.

Y, como no son de la ciudad del Bajo, sino de la ciudad del Alto, esas muertes tienen otro precio. Un precio, digamos, más bien bajo.

Quedan de esta situación tres interrogantes.

Primero, cómo puede superarse una situación de fragmentación social tan intensa. No sólo en términos prácticos (aquí claramente sería necesaria una inversión estatal intensísima en infraestructura urbana, en educación y salud) sino, más aún, culturales y simbólicos. En estos días hubo en Bariloche no una, sino dos marchas en apoyo a la policía provincial y en reclamo de seguridad, cuando aquí de lo que hablamos es de ejecuciones sumarias. Esto habla de una comunidad que no reconoce a los asesinados como hijos propios, que no se da a sí misma ni siquiera un momento de duelo, que se abroquela en las mismas posiciones. Que lo único que pide es que reconstruya la frontera entre las dos ciudades, volver al orden natural que no debería haberse roto.

El segundo tiene que ver con el silencio atroz de la política. El gobernador radical Saiz pidió “no politizar la tragedia” y no dijo nada más. Hasta ahora, sólo anunció el traslado de una comisaría. No dijo nada de qué pasará con los responsables, ni anunció reformas en una policía que tiene un historial horroroso. Tampoco ha dicho nada sobre este caso el gobierno nacional, aliado del gobernador. Obviamente, este silencio disminuye las posibilidades de darle una salida negociada y productiva a la situación.

El tercero es el silencio de los diarios provinciales y nacionales. El principal diario rionegrino sólo le da voz al temor de comerciantes del Bajo a que “vuelvan a bajar” los del Alto. Pero otros diarios, de perfil más progresista, incluyendo a Página/12, trataron estas muertes de manera anecdótica o marginal. Esto habla, según creo, del default ideológico del progresismo con respecto al tema de la seguridad ciudadana, y de la urgencia de construir una agenda y un discurso progresista acerca de la demanda de seguridad y de sus políticas públicas que vaya más allá de un discurso académico que vincula pobreza con delito. No alcanza con mostrar que las tasas de criminalidad han bajado en los últimos años. No alcanza con denunciar la “sensación mediática” de inseguridad. Los gobiernos progresistas necesitan descubrir qué hacer con la demanda ciudadana de seguridad, qué hacer para subsumir las fuerzas de seguridad al poder civil, y qué hacer para bajar las tasas de delito de manera a la vez efectiva y respetuosa de los derechos humanos. Mientras estas políticas públicas y estos discursos no existan, la seguridad seguirá siendo el puntal de una derecha cultural que naturaliza y legitima el uso de las fuerzas de seguridad como garantes y sostenedores de la dominación represiva de amplios sectores sociales.

* Politóloga. Editora de Artepolitica.com

miércoles, 23 de junio de 2010

Televisión Digital Terrestre

Acá dejo un par de articulos periodísticos sobre la TDT que salieron publicados en el Página 12 en el día de hoy.

El primero es una entrevista a Tristán Bauer, presidente de Radio y Televisión Argentina (RTA)
"El sistema satelital público termina con la desigualdad"

En éste otro artículo Bauer explica sobre la calidad de la imagen del Canal Público
La cadena de distribución

Cristina en Rosario

Con un grupo de amigos y militantes nos fuimos hasta Rosario para hacerle el aguante al gobierno nacional, y de paso, festejar el día de la bandera.
Cristina Fernández llegó hasta la cuna de la bandera acompañada de las primeras lineas de su gabinete. A. Fernández, G.Moreno, D.Giorgi, etc.
El gobierno provincial fue representado, claro esta, por su gobernador H. Binner y el intendente de Rosario M.Lifschitz. Este último fue quien comenzó hablando. El intendente destacó logros importantes del gobierno de Cristina. Dijo que Argentina no es ni el mejor país del mundo, pero tampoco el peor. Habló también sobre el G20 y el lugar que el país ocupa en el mundo. Hay que recordar que CFK hablo sobre estos mismos temas apenas unos días ataras.
(¿Un guiño para el PEN?) Mm En principio se podría considerar que SI pero si recordamos que Lifschitz fue uno de los que participó del encuentro con Bergoglio, DROMI Y CIA, surgen grandes dudas. Pareciera que las diferencias del intendente con el gobernador son tan grandes que estaría buscando un lugar que lo integre.
Del discurso de Binner mejor no hablar. Fue aburrido, denso, monótono. Nobleza obliga, le puso todo su estilo. El gobernador, por lo menos donde estaba este cronista, fue muy cuestionado y silbado.
CFK: Imposible casi no emocionarse cuando saludó al pueblo que la alentaba y cantaba mostrándole su apoyo genuino.  ¿Chori y la coca? Naaa..eso es para Clarín y la gilada.
Cristina tomó el guante del intendente de Rosario que habló sobre la solidaridad como camino a seguir. Elegantemente le contestó que a la solidaridad hay que practicarla todos los días sino es pura retorica. A su vez agregó que para ser solidario hay que tocar algunos intereses de los que más tienen. La gente estalló en más gritos y aplausos.
Luego de todo esto solo quedó mirar los desfiles, unos aviones que tiraban papeles y la bandera más larga del mundo. Se nota que es verdad lo que dice el gobernador de Santa Fe, no hay plata ni para un buen festejo. TAMPOCO HUBO IDEAS DE LOS ORGANIZADORES.

martes, 22 de junio de 2010

El banco de suplentes

Por Horacio Verbitsky

Bergoglio presentó un documento elaborado por Dromi, Jaunarena y otros ministros de Menem, De la Rúa y Duhalde. El manifiesto opositor reclama autarquía del Banco Central, eliminar retenciones a la soja, minimizar las políticas sociales, fundir Seguridad con Defensa y reprimir el conflicto social. Asistieron De Narváez, López Murphy y Nosiglia, pero nadie del gobierno ni de las centrales de trabajadores. Casaretto insistirá en Mar del Plata con este programa para el poskirchnerismo.



El presidente de la Iglesia Católica, cardenal Jorge Bergoglio, hizo una espectacular reaparición, rodeado por la plana mayor de los gobiernos de Carlos Menem, Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde y por el liderazgo del Peornismo opositor y la UCR. Luego del fracaso de las movilizaciones que intentó realizar en Luján y en la Plaza de Mayo, el 8 y el 25 de mayo, y del frustrado documento sobre la pobreza elaborado por su ministro político, Alcides Jorge Pedro Casaretto, Bergoglio presentó un Contrato Social para el Desarrollo, elaborado por el ex ministro Roberto Dromi, con la colaboración de los ex ministros Armando Caro Figueroa, Andrés Delich, Roque Fernández, Horacio Jaunarena y Jorge Vanossi y la coordinación del vicerrector de Investigación y Desarrollo de la Universidad del Salvador, Fernando Lucero Schmidt. Entre los asistentes a la presentación, realizada en la USAL, estaban la senadora Hilda González de Duhalde, el diputado Francisco De Narváez, el presidente de la UCR, Ernesto Sanz, los ex ministros Ricardo López Murphy y Enrique Nosiglia, el intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, el ministro de Seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Guillermo Montenegro, y la diputada de GEN, Margarita Stolbizer. No hubo explicaciones sobre las ausencias de Domingo Cavallo y María Julia Alsogaray. No pudo asistir Erman González, porque falleció en 2007. Durante la presentación del trabajo de Dromi, Bergoglio reclamó la reconciliación y el diálogo. Consideró necesario aclarar que no se trataba de una plataforma electoral. En una de sus habituales frases de efecto propuso ponerse “la patria al hombro” y postuló que la unidad es superior al conflicto, una frase inspirada en San Ignacio de Loyola que repite desde que asumió como provincial de la Compañía de Jesús, en 1973.




El programa

El documento presentado, que reclama consensuar políticas públicas en materia de Educación, Garantías, Relaciones Exteriores, Economía, Producción, Regionalización territorial y Comunicaciones, va en contra de varios pilares de la política en aplicación desde 2003 e incluso de algunos consensos básicos de la democracia recuperada en 1983. Como si se tratara de un problema de carga de trabajo, Dromi dijo que quienes tenían más tiempo porque estaban “en el banco de suplentes” ofrecían ese aporte a quienes “están jugando el partido”. Curiosa metáfora: ningún suplente diagrama la estrategia del partido, apenas reemplaza al titular y sólo si lo decide el director técnico. Sin embargo, no participó ningún funcionario del Poder Ejecutivo ni legisladores del partido del gobierno. Pese a la fuerte presión ejercida sobre ellos tampoco estuvieron presentes los jueces de la Corte Suprema de Justicia.



El Consenso propone eliminar las retenciones a la comercialización externa de cereales y oleaginosas y el impuesto al cheque, bajar impuestos y aumentar tarifas de modo de asegurar “la ganancia empresaria y la inversión”. Reivindica la autarquía del Banco Central y confía a la responsabilidad empresaria el mantenimiento de las fuentes de trabajo. Como eco de la asociación patronal AEA, reclama seguridad jurídica económica, reglas claras, duraderas, sin desviación de poder y finalidad, respeto a los derechos adquiridos, resguardo a las inversiones, libertad de empresa, “estabilidad de derechos, razonabilidad de poderes, calidad institucional y responsabilidad pública”. También consagra el derecho a “la información veraz” y sostiene que los medios de comunicación deben ser “de gestión privada o mixta”. Las retenciones al comercio exterior de granos, y en especial de soja, han sido junto con el impuesto al cheque fuente decisiva de ingresos del gobierno nacional, y motivo de intensas batallas políticas y sociales, con las cámaras patronales agropecuarias y con la oposición parlamentaria. Esos recursos han permitido aplicar políticas sociales como la incorporación al sistema previsional de 2,5 millones de personas que no tenían ningún ingreso jubilatorio o la Asignación Universal por Hijo que este año cubrirá a 5 millones de personas y que han reducido los niveles de pobreza e indigencia a niveles de varias décadas atrás. La autarquía del Banco Central ha sido cuestión de otro de los grandes debates de este año, a partir de la resistencia de su ex presidente, Martín Redrado a aceptar una letra del Tesoro a cambio de 6800 millones de dólares que el Poder Ejecutivo dispuso aplicar a la cancelación de compromisos de la deuda pública. Primero la recuperación y luego el mantenimiento de las fuentes de trabajo ha sido un objetivo prioritario de los dos gobiernos kirchneristas, durante los cuales la desocupación se redujo a un tercio del índice que dejó el ex senador Duhalde. Para ello ha descansado en políticas activas y no en la mera voluntad patronal. Algunas han sido de control y penalización, como la doble indemnización, y otras de estímulo, como el Repro, por el cual el Estado paga los salarios de empresas en crisis para evitar despidos. Bergoglio y Dromi sólo contemplan ventajas tributarias o crediticias para las empresas. La “información veraz” forma parte de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pero contradice los principios liberales de la Constitución argentina, la declaración de principios de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la posición de la Sociedad Interamericana de Prensa. El gobierno de Hugo Chávez propuso ese principio a la VII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que sesionó en Margarita en 1997, pero no fue aceptado. Además, el gobierno argentino eliminó del Código Penal los delitos de calumnias e injurias en temas de interés público, una vieja reivindicación de los periodistas. Mientras el manifiesto opositor establece que los medios de comunicación deben ser de gestión privada o mixta, la ley de servicios de comunicación audiovisual, promulgada en 2009, reserva un tercio de las frecuencias para los Estados federal y provinciales y otro tercio para las organizaciones de la sociedad civil. (Si el programa presentado por Bergoglio se aplicara, la Iglesia Católica no podría disponer de canales de televisión y estaciones de radio, según el procedimiento excepcional que le concedió esa ley. Esa “autorización privilegiada para usar una frecuencia de manera permanente, sin necesidad de someterse a concurso en igualdad de condiciones” fue objetada por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuya Declaración de Principios establece que, las asignaciones de radio y televisión deben considerar criterios democráticos que garanticen el acceso en igualdad de oportunidades para todos los individuos). Pese a su extensión que supera las cien páginas, el Consenso no menciona la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). En cambio propone “relanzar la alianza del ABC” (Argentina, Brasil, Chile) “para construir un puente bioceánico AtlánticoPacífico”.



Seguridad y Defensa

El documento presentado por Bergoglio también contempla la conformación de “un sistema integral de seguridad pública y defensa común”. Incluye en el campo de la Defensa “el narcotráfico, el tráfico ilegal de armas, el lavado de dinero, el terrorismo, etc.”, para terminar con lo que llama “el vacilar de las palabras y acciones”. Con el mismo propósito crea un Consejo Federal de Civilidad y Convivencia Social, con el que deberán colaborar las Universidades estatales y privadas, las Fuerzas Armadas y las de Seguridad, las cámaras patronales, las organizaciones sindicales y los diferentes cultos. Con un lenguaje que tergiversa el sentido de las palabras para esconder el objetivo, se refiere al “valor garantista de la seguridad”. Así se opone a uno de los mayores consensos alcanzados por el conjunto de las fuerzas políticas a partir de 1983: la nítida separación entre defensa nacional, a cargo de las Fuerzas Armadas, y seguridad interior, de la que se ocupan las fuerzas policiales y de seguridad. Esto fue establecido por la Ley de Defensa Nacional, de 1988; la de Seguridad Interior, de 1992, y la de Inteligencia Nacional, de 2001, promulgadas por los presidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa respectivamente. Las tres surgieron de un cuidadoso proceso de elaboración acordado por las principales fuerzas políticas del país.



Supramarketinero

El resto es una colección de generalidades, maquilladas con el lenguaje marketinero de Dromi, con conceptos como la idea “suprasingular”, la “inteligencia plural”, la “voluntad general suprapartidaria” y el “Contrato Social de Garantía y Pertenencia”. Repite buena parte de las muletillas sobre la “calidad institucional” y la “plenitud republicana”, con que la oposición ha hostigado a los gobiernos de Néstor Kirchner y CFK y sostiene que si la gestión de las instituciones se opone al bien común “desaparecen el orden y los límites, se desdibuja el principio de autoridad, se avasallan los derechos” y “se actúa con deshonestidad, se miente, se corrompe”. De este modo “las instituciones se convierten en botines de guerra de los administradores”. Para financiar obras de infraestructura contempla “el peaje o contribuciones específicas”.



El documento se elaboró como parte de un acuerdo entre la USAL, que desde 1973 orienta Bergoglio, y la Escuela de Posgrado Ciudad Argentina (EPOCA), que conducen Dromi y su esposa Laura San Martino. Su texto pretende, con el mismo tomo imperativo de las leyes de emergencia que Dromi redactó para favorecer el desguace del Estado y el despojo de derechos laborales, que una vez que lo firmen el gobierno y las dirigencias políticas, sociales, corporativas y religiosas, sea refrendado por el Congreso como “voluntad general soberana”, adquiera “categoría de ley suprema de orden público”, de plazo ilimitado y sólo sea modificable o derogable al cabo de diez años. Los derechos, deberes, obligaciones y responsabilidades que genere tendrían “carácter absoluto, irretractable e irrenunciable”. Nadie más que la Corte Suprema de Justicia podría revisar ese Contrato y sólo “en caso de ilegalidad absoluta y manifiesta”, pero no por su “oportunidad, mérito y conveniencia”. La aplicación del Contrato Social se atribuye al Poder Ejecutivo, lo cual despeja cualquier duda acerca de su carácter de programa para el poskirchnerismo, ya que es inimaginable su aplicación con el actual gobierno. Este viernes, Casaretto insistirá en buscar “consensos para el desarrollo”, durante la denominada Semana Social, que se realizará en Mar del Plata. El secretario de Culto, Guillermo Oliveri ya anunció que no estará presente en esta nueva cumbre de la oposición. Tampoco asistirá el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. La convocatoria forma parte de una escalada que el Episcopado diagramó hace dos años con el documento “Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad” y cuyo próximo paso será el Primer Congreso Nacional de la Doctrina Social de la Iglesia, que se realizará el año próximo en Rosario. Semejante hiperactividad política del Episcopado Católico contradice los lineamientos planteados en el documento guía de las últimas décadas, “Iglesia y Comunidad Nacional”, de 1981, según el cual la tarea eclesiástica no debía realizarse con las élites del poder sino en las bases profundas de la sociedad. El documento sobre la pobreza, elaborado por el principal colaborador de Casaretto, el empresario sojero Eduardo Serantes fue rechazado por las dos centrales sindicales, lo cual lo condenó al archivo.



La Santa Alianza

En cuanto Bergoglio sucedió al cardenal Antonio Quarracino como arzobispo de Buenos Aires, en 1988, Dromi editó con el sello Ciudad Argentina un tomo de “Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro”, cuyo autor es el “Grupo de reflexión ‘Centesimus annus’ dirigido y coordinado por Monseñor JMB”. A su vez, Bergoglio designó a Dromi abogado de la curia porteña. En su primera clamorosa actuación medió entre el Ejército y la Iglesia, en la causa judicial iniciada luego de la quiebra del Banco de Crédito Provincial de La Plata. El Ejército había prestado 100 millones de dólares al Arzobispado de esa ciudad, que desaparecieron en las maniobras del quebrado banquero Francisco Trusso. En el compromiso de pago la firma del entonces arzobispo platense Quarracino no era suya, pero quien le entregó el contrato a los militares fue su asistente, monseñor Roberto Marcial Toledo, quien además firmó dos cheques por cinco millones cada uno, por lo cual fue detenido y procesado por defraudación.



Dromi llegó a un nuevo acuerdo por el cual el Ejército desistió de su reclamo económico y el Arzobispado de una causa penal. “Renace así un nuevo diálogo entre el Ejército y la Iglesia en un marco de paz judicial”, informó la curia. En setiembre del año pasado Bergoglio ya había vertido sus lágrimas por los pobres durante unas jornadas que organizó Dromi en el lujoso hotel Alvear. Acompañaron al cardenal De Narváez (si se atiende a sus propias declaraciones es uno de los responsables de la fuga de capitales a la que se refirió entonces Bergoglio), y el CEO italiano de FIAT, Cristiano Rattazzi Agnelli, gestor de obras públicas con créditos de su país natal y sobreprescios del adoptivo, quien se declaró insolvente para eludir un embargo de 50.000 dólares por el contrabando de un auto de lujo. La elección de estas compañías prueba cuán sutil es el presidente de la Iglesia Católica, quien habló de la pobreza pero escenificó el escándalo de la riqueza. San Ignacio de Loyola se revuelve en su tumba.

sábado, 19 de junio de 2010

Cambio: Timerman x Taiana



Sale Taiana. Según indican las disintáis versiones la renuncia se habría hecho efectiva luego de una fuerte discusión entre CFK y el canciller.


La motivo del cruce seria la "supuesta" participación de Brasil en el monitoreo del Río Uruguay. El ahora ex canciller estaría dispuesto a que los brasileros participen del "control" mientras que la Presidenta no.




Taiana es un histórico del kirchnerismo. Desde el 25 de mayo de 2003 que asumió Néstor Kirchner se desempeñó como vicecanciller y ascendió a ministro luego de la salida de Rafael Bielsa, en diciembre de 2005. Cristina Kirchner lo confirmó en el cargo el 10 de diciembre de 2007.




Entra: Héctor Timerman. Periodista. El nombre de Timerman como canciller ya se había barajado luego de la elección de Cristina Kirchner, en 2007. Cabe mencionar además que el nombramiento de Timerman se produce en momentos en que el funcionario mantiene un duro enfrentamiento con el Grupo Clarín. Muy activo en las redes sociales Facebook y Twitter, Timerman viene ofreciendo detalles de la historia de Papel Prensa, empresa por la que el Gobierno pulsea con Clarín y La Nación.




Suerte...

viernes, 18 de junio de 2010

José Saramago (16/11/1922-18/6/2010)


JOSÉ SARAMAGO: Nació el 16 de noviembre de 1922 en la aldea de Azinhaga (centro de Portugal). Este hijo de campesinos sin tierra que emigraron a Lisboa abandonó el liceo a los 12 años para recibir una formación como cerrajero, un oficio que ejercería durante dos años. Después de una primera novela en 1947, "Tierra de pecado", esperó 19 años para publicar su segundo libro, "Poemas posibles". Mientras tanto, trabajó en la administración o en editoriales y colaboró con varios periódicos.


En 1969 adhirió al Partido Comunista, en esa época clandestino, y participó en la Revolución de los Claveles del 25 de abril de 1974 que puso fin a la dictadura de Salazar.


Su segunda novela, "Manual de pintura y caligrafía", fue publicada en 1977. Recién en 1982, cuando tenía 60 años, alcanzó la celebridad con "Memorial del convento", una novela de amor situada en el siglo XVIII.
En 1992 logró la fama y desató escándalo en Portugal con "El Evangelio según Jesucristo", donde describía a Jesús perdiendo su virginidad con María Magdalena, y siendo utilizado por Dios para extender su dominación en el mundo. A partir de ese momento, Saramago dejó su país y se instaló en el archipiélago español de las Canarias.


El año 1995 fue especial para él, con la obtención del Premio Camoens al conjunto de su obra y la publicación del "Ensayo sobre la ceguera", primera entrega de su trilogía sobre la identidad del individuo, que continuó con "Todos los nombres" (1998) y cerró con "Ensayo sobre la lucidez" (2004). El primer volumen de la trilogía fue llevado al cine en 2008 por el director brasileño Fernando Meirelles con el título de "Blindness".
En agosto de 2008, apenas repuesto de una grave neumonía, publicó "El viaje del elefante", seguido el año siguiente por "Caín", que describía de forma irónica el relato bíblico del asesinato de Abel por su hermano Caín. Durante la presentación de ese libro, Saramago, que se describía a sí mismo como "un comunista libertario", causó nuevamente una polémica al calificar a la Biblia de "manual de malas costumbres".


Según el sitio de su fundación, el escritor falleció "como consecuencia de un fallo multiorgánico después de una larga enfermedad". "Murió acompañado de su familia, despidiéndose de una forma serena y plácida",

Lo que se mira por tevé


Por Mario Wainfeld

El Mundial de 1970 fue el primero en ser transmitido en directo por tevé para la Argentina. Hasta entonces las imágenes no llegaban o lo hacían días después, enlatadas, como ocurrió en Inglaterra ’66. El imaginario de los hinchas, pues, lo formateaban los medios, la radio muy especialmente. En la década del ’60, el relator hegemónico era José María Muñoz, que hacía el bocho del público, contra la oposición parcial de la revista El Gráfico que practicaba un periodismo crítico y bien escrito. Pero la transmisión en vivo maleaba las conciencias, de modo irrebatible. Cuando se veía la grabación, con tremendo delay, la opinión pública ya estaba convencida. Muñoz, entre varios, practicaba un periodismo exitista, apegado al poder político y deportivo. Fue una era de conformismo, de denuncias de arbitrajes ominosos contra la Patria, de campeones morales en fútbol y en boxeo por entonces muy popular. “Perdimos, nos afanaron” era la secuencia más habitual.
El advenimiento de las imágenes mejoró la ecuación del espectador, que pudo percibir en Alemania ’74 que la Selección era inferior a muchos de sus rivales. Esa revolución del saber popular quizá condicionó el cambio de paradigma en el manejo de la Selección, que derivó en la llegada de César Luis Menotti. Quizás...
Cuando está tan en boga la polémica sobre la relación entre medios y audiencia es de manual resaltar que, aun cuando se ven los hechos, el editor conserva una primacía significativa. El que edita siempre elige, hasta cuando ofrenda una multitud de cámaras. A la vez, el espectador no es manco ni pasivo: se defiende, valiéndose de su capacidad de decodificar los mensajes. Un ejemplo costumbrista cotidiano, que se repite ahora, es el debate que divide cualquier auditorio cuando un mismo partido es transmitido por varios canales. No hay hincha carente de preferencias y de vetos respecto de relatores y comentaristas. En un país de cultura y tradición mestiza cunde la tercera posición: ver la tele y escuchar la radio. En ese territorio alternativo prima Víctor Hugo Morales, desde mucho antes de embanderarse en la polarización política de los años recientes.
Con todas las precauciones y con una platea desconfiada y de espíritu crítico, los colegas especializados en deporte consiguen mechar el sentido común con tópicos que invaden la tertulia de café de laburo. Algunos son irrebatibles como la disfuncionalidad de la pelota de este torneo. Otros se van deshilachando, como aquel que extrapolaba el aburrimiento de la primera ronda y signaba el futuro del certamen. En la segunda vuelta, superados el miedo escénico y la tendencia especulativa del debut, los partidos son más dramáticos, se convierten más goles y pierde sentido conformarse con el cero a cero y hasta perder por un solo gol.
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La narrativa de medios y de sponsors en las vísperas y en el inicio de los mundiales es insoportable, en promedio. La primera persona del plural prima en los relatos y en las propagandas: “todos somos Argentina” es uno de los slogans más socorridos. Se sostiene aún ante un traspié que no deje afuera al equipo. Pero si, ay, llega la eliminación (el sino inexorable de todos menos uno), el enfoque cambia. Seamos justos con los mercaderes: los sponsors son, en esa hora de dolor, más piadosos que muchos cronistas. Los integrantes vicarios del equipo, como la carroza de Cenicienta, se transmutan, no en calabaza, sí en caranchos. Es interesante escuchar o leer cómo mechan (en medio de los festejos que no osan contradecir) datos acerca de “huevitos de la serpiente” que podrán ser puestos en primer lugar cuando hablen, en tercera persona, de “ellos”: los jugadores si son vencidos.
Diego Maradona conoce esas peripecias y está en alerta permanente. Por eso su mensaje, como el de sus antagonistas agoreros, tiene elementos preventivos. El técnico no sabe de ambigüedades, así que anticipa la batalla. Quizá Sun Tzu lo haya aconsejado en sus textos tan abusivamente citados. Maradona (que es autodidacta) usa las conferencias de prensa para demarcar el campo de batalla. Ayer se dio el lujo de reanudar relaciones con Michel Platini, pero lo hizo a costa de acusar a los periodistas de haberle mandado carne podrida distorsionando declaraciones del ex crack francés. Y disparó otra vez contra Pelé, uno de sus blancos favoritos.
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El mensaje de Maradona es complejo y se propaga todo el tiempo. Su cuerpo y su actitud son diferentes a su grito feroz frente a la cámara en el Mundial del ’94, preludio de su caída en la debacle y la efedrina. O de la bronca desparramada en el Centenario de Montevideo tras la clasificación. La rabia en el grito y en la celebración es connatural a los argentinos, no exclusivamente al “10”. Pero, hasta acá, empilchado con seriedad, Maradona se esmera en mostrarse cálido y calmo a la vez. Hasta aquí, le sale bomba.
En la conferencia Maradona resaltó que habla mucho con los jugadores, que hay reuniones para conversar todo y que prefiere consensuar a imponer o castigar con multas. ¿Habrá suspicaces que asocien su viraje al consensualismo con el giro a la moderación del kirchnerismo en mayo y junio, bajando considerablemente los decibeles? Sería una demasía, la autonomía del DT es innegable.
La exaltación de las reuniones y el diálogo tuvo corroboraciones en la cancha. La más saliente fue el largo palique con Juan Sebastián Verón, durante una interrupción del partido contra Nigeria. Como pescó bien el blog Revolución en tinta limón, el técnico escuchó (pongámosle, audiblemente) al jugador. Una praxis exótica, por lo general. Desde el banco se grita, se sobreactúa, se emiten consignas, con gestualidad castrense o cuanto menos con la superioridad del sabio. Foucault y Lacan se perdieron el discurso de poder de los técnicos, una lástima.
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Otra imagen fascinante para el cronista fue el abrazo a Martín Demichelis al final del partido de ayer. Demichelis cometió un error grave que costó un gol y causó un bajón de Argentina. Maradona, que se saludó con todos los jugadores, alzando a algunos como Lionel Messi, le dedicó al infortunado defensor bastante más tiempo que a los demás. Lo estrechó con fuerza, le habló al oído, lo acarició. Diego, baqueano en el territorio mediático, sabe que ese gesto les habla a varios auditorios: al destinatario, más vale, pero también a millones de televidentes. Esa dualidad mágica, que conocen todos los que han participado en medios audiovisuales, potencia el valor de la caricia. Maradona bancó a Demichelis hablándole en confidencia a él y en megáfono a la tribuna. Esta y Demichelis tomaron nota.
Jonás Gutiérrez recibió otro espaldarazo, al que compensó con mejor juego que el sábado pasado. En esos detalles, supone el cronista, se destaca que Maradona es mucho más jugador, hincha y líder grupal que técnico. Tales sus calidades y falencias, cuyo rendimiento es un arcano que se irá descifrando partido a partido.
Porque, ya se sabe, los resultados son muy condicionantes. Una metida de pata como la de Demichelis, una macana como la que cometió el arquero de Nigeria en medio de dos partidos perfectos, hibernar como Argentina en la primera mitad del segundo tiempo contra Corea pueden ser la cifra del adiós a la Copa.
Habrá que ver, repetir cábalas los que creen en ellas. Entre tanto, la Selección mejoró su desempeño respecto del día del estreno. Contra Nigeria logró dos de las tres “G” del mandato futbolero: ganó y gustó. Ayer añadió la tercera, golear. Y otra más, el famoso punto G porque por momentos excitó al nivel gozoso y doloroso que (hasta donde llega el saber del escriba) sólo prodigan el fútbol y los orgasmos.

Reconfigurar la trama

Por Washington Uranga

El país se llena de aspirantes a la presidencia. Más de un año antes de la elección, y cuando todavía resta atravesar por el nuevo proceso exigido por las elecciones internas, los dirigentes políticos no quieren dejar de anotarse en la carrera. Seguramente muchos de ellos entienden que, de no salir rápidamente al ruedo, correrían el riesgo de no “instalarse” con posibilidades. Lamentablemente ese proceso de generación de candidaturas y de visibilidad de los aspirantes a la presidencia sigue careciendo por el momento de propuestas integrales que expresen un modelo económico-político-social y cultural superador y no meramente una vuelta atrás, una suerte de restauración de tiempos pasados o, desde otro lugar, la suma de reproches e iniciativas aisladas de por lo menos dudosa viabilidad y factibilidad.

Puede decirse que, de alguna manera, el oficialismo está eximido de ofrecer propuestas. Puede ser así porque la propia gestión de gobierno implica una forma de exposición –por demás contundente– de lo que se pretende y del modo de hacerlo. Es una ventaja. También una dificultad, porque se es el blanco más fácil para las críticas. Sólo el que está haciendo puede ser evaluado y hasta cuestionado. Pero también es posible –aunque algunos podrían considerarlo ingenuidad política– ensayar algunas autocríticas respecto de lo realizado. Quizá no sea del todo malo, también como método político, dejar de lado los fundamentalismos y mostrar de qué manera se puede aprender de la experiencia en términos integrales. No sólo recordando los aciertos, sino reconociendo los eventuales errores y proponiendo el modo de superarlos.

Desde la oposición, cualquiera sea el alineamiento ideológico o partidario, es totalmente insuficiente el ejercicio constante de la crítica como única palabra. La mera crítica no sirve para construir un modelo o generar una propuesta de gobierno. Mucho menos cuando esas críticas se refieren a situaciones o hechos aislados y a flancos débiles que ciertamente tiene la gestión actuante, eludiendo la mayoría de las veces dos criterios que son fundamentales para entender lo que pasa: los hechos no pueden ser analizados sino en el marco de los procesos y vistos en el espacio del contexto en el que se producen. Hacerlo de otra manera impide ver. Y cuando alguien recorta a propósito una situación, la aísla del entorno que le da sentido, de las circunstancias que la antecedieron y los horizontes hacia los que se proyecta, habrá que concluir que existe la maliciosa intención de tergiversar. Nadie puede desconocer que este tipo de recortes se da en medio de una batalla política que no sabe de concesiones. Pero también es bueno tener en cuenta que no podemos seguir admitiendo como válido el principio de que “el fin justifica los medios”. Porque recortar, fragmentar y sacar de contexto es una forma de engaño, es una manera de mentir y no puede justificarse ni por los errores del adversario ni por la intención, supuestamente altruista, de alcanzar un escaño político desde el cual hacer propuestas superadoras.
Sólo a modo de ejemplo: no se puede decir que la versión actual de la Asignación Universal por Hijo es mala simplemente porque lo realizado no responde al modelo que el dirigente de turno tiene en su cabeza o porque la implementó el gobierno al que combate. Es honesto sostener que se trata de una medida perfectible, pero reconociendo también que introduce una mejora sustancial en la calidad de vida de las familias más pobres y que concreta un anhelo de muchos sectores de la sociedad. Incluidos algunos actores políticos que hoy la critican. No se puede desconocer el aporte de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual o desautorizarla por las eventuales distorsiones en su aplicación cuando, vía la judicialización, hasta ahora se impidió su efectiva puesta en práctica. Respecto de este último tema, la miopía impide ver (y reconocer) que, en la eventualidad de un cambio de orientación política en las próximas elecciones, los principales beneficiados de la ley serán aquellos que hoy, desde la oposición, se ensañan en contra de la norma.

Independientemente del lugar, del oficialismo y de la oposición, para todos queda un capítulo pendiente: encontrar los caminos de una participación ciudadana efectiva, despegada del clientelismo y de las adhesiones automáticas. ¿Será posible que este tema se incluya en la agenda política que viene? Hacerlo puede significar un paso adelante en el camino de la democracia formal a la democracia real. En esa senda habrá que volver a meditar sobre instancias concretas y tangibles de democracia participativa como complemento necesario del espacio representativo. Todo lo cual supone reconfigurar la trama de las relaciones sociales y políticas en vista de una nueva y más equitativa redistribución del poder político en la Argentina. ¿Será posible? Los ejemplos más cercanos no aparecen precisamente en los aparatos partidarios sino en las organizaciones y en los movimientos sociales, aunque estén muy lejos de la perfección. ¿No habría que girar los ojos hacia allí para repensar la política?
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jueves, 17 de junio de 2010

El peor equipo


El cardenal Bergoglio ya tiene la lista de amigos para el mundial del 2011 en Argentina. Los seleccionados son;


Roberto Dromi; cerebro del desmantelamiento del estado durante los noventa.

Ernesto Sanz; enemigo de la AUH

Hilda Duhalde

Francisco De Narvaez; el millonario

Jorge Vanossi: amigo de consulta de Clarín

José Horacio Jaunarena: ex ministro de defensa de los gob. de Alfonsin y De La Rua. Impulsor de las leyes de obediencia debida y punto final.

López Murphy: ex mtro de economia.

Enrique Nosiglia:

Andres Delich; ex mtro de educación con De La Rua.

Jesus Rodriguez

Juan Pablo Baylac

Pepe Scioli

Armando Caro Figueroa: ex mtro de trabajo, compañero de formula de D. Caballo.

Margarita Stolbitzer

Pepe De la Sota

Bermang:

Guillermo Montenegro


Estos son los primeros 17. Se pueden sumar más. Por supuesto Duhalde, que no fue pero mandó su adhesión.







lunes, 14 de junio de 2010

Sí, sí, pero

Por Osvaldo Bayer

Sí, sí, ganamos... pero. Sí, la Pulga, bien. Verlo nos hizo volver a aquellos años ’30 y ’40, aquel Moreno, aquel Cherro, ese Sastre, De la Mata. Para no hablar del Torito Aguirre, el mejor de todos y además canaya. Pero ayer parecía que imitábamos a los ingleses. El pase justo, todo calculado, sin sudar la camiseta. Mientras los africanos jugaron a lo rioplatense de antes, la gambeta, bien sudados, todos para adelante, luchando la redonda hasta la raya. Pero eso sí. Messi. Para aplaudirlo, tiene mucha mostaza. Y el cabezazo del Gringo que nos hizo respirar y esperar tranquilos a los chinos de Corea. Sí, y otro más, el que nos salvó con su cabezazo matemático, el Gringo Heinze, natural de aquellas colonias santafesinas tudescas de donde venimos varios. Pero después, todo como juego de señoritos, mientras la negrada se comía el césped de puras ganas de jugar. Además, ¿por qué Maradona siempre en pantalla? Se vieron más escenas de Maradona que de la pelota. La chantada en colores, esta vez vestido como un niño bien de la calle Florida y mirando desde lo alto como el Espíritu Santo. Falta que le recemos una oración en vez de cantar el Himno al empezar...
El mejor jugador del partido fue sin duda el arquero africano. Las paró todas, menos el cabezazo del Gringo.
De los demás nuestros podemos hablar bien del arquero Romero, un guardavallas que me hizo recordar a aquel Bossio, a Yustrich, a Bello, a Gualco, que vi jugar bajo los palos cuando niño y que con los dedos en la boca pegaban un silbido a los compañeros para que se avivaran que podía venir la carga por la izquierda y dos chiflidos si venían por derecha.
Sí, ayer jugaron bien los argentinos pero les faltó algo más, más alma, más entusiasmo, más calor. Apenas por un gol, porque chingamos muchos otros, pero ellos también, los africanos estuvieron varias veces ahí nomás del empate. Debo decir que, más allá del frío del equipo, también me gustaron –además de Romero y la Pulga (el mejor), el Pipa, el Galgo, la Bruja y La Fiera y, como ya dije, el Gringo, por su cabezazo que nos salvó. A lo mejor, ese cabezazo es el que nos clasifique, pero vamos a ver cómo nos va con esos japonesitos de Corea que ya dejaron a los griegos en el camino.
Apenas uno a cero. Y menos mal que llegó pronto el final. Con nostalgia recordé aquello que nos hablaban los mayores, cuando los argentinos en 1928, en el Mundial de Amsterdam, les ganamos 11 a 2 a Estados Unidos, 6 a 3 a los belgas y 6 a 0 a los egipcios. ¡Qué tiempos aquéllos! Claro, perdimos la final 2 a 1 con los uruguayos, pero los periódicos nuestros disimularon la derrota titulando: “Triunfó el fútbol rioplatense”. ¡Qué tiempos aquéllos, repito! Bueno, empezaríamos por decir que en esa época el fútbol no se jugaba dinero de por medio, era amateur. Los jugadores nacían y morían defendiendo a un solo club, esa camiseta.
Pero no hablemos de ese tema... porque nos pondríamos a ventilar el poder del dinero y estamos en la sección deportes. Vivamos también la ilusión de que hoy lo hacen por la camiseta. Este viejo del tablón –“tablón”, palabra que se usaba antes para designar a la tribuna– va a tratar de “modernizarse”. No vamos a aguar la fiesta, por el momento.
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viernes, 11 de junio de 2010

¿Fiesta o siesta?

Por Mario Wainfeld

¿La fiesta de todos o la siesta de todos? La polémica, ya añeja, se renueva cada cuatro años. Pan y circo, alienación, despolitización, denuncian académicos y políticos elitistas. Nacionalismo facilista, idolatrías temporarias, aprovechamiento comercial, advierte cualquier costumbrista. El tópico no es nuevo, aunque cada coyuntura le añade su condimento. La regla es que los gobiernos de todo linaje (autoritarios, dictatoriales, democráticos, de cualquier tramo del espectro ideológico) aspiran a que los pueblos, “la gente” o como quiera llamárselo, tengan un rato de distracción y felicidad. La Argentina proporciona ejemplos canónicos, debates irresueltos como el Mundial del ’78. Hoy en Sudáfrica, entre otras cuestiones más atractivas, se reabre esta controversia, sazonada con datos novedosos: la disputa por los relatos de la realidad, la disputa sobre el rol de los medios, la centralidad (siempre disruptiva) de Diego Maradona. La alegría masiva e inesperada de los festejos del Bicentenario redondea el cuadro.
Para empezar, convengamos que el Mundial roba cámara. Y cómo. Otros tramos de la realidad, “la política” por caso, ceden terreno y visibilidad. El fenómeno, que seguramente ya sucedía cuando el circo romano, tiene una dimensión formidable cuando la actividad pública es, en sustancia, mediática. Todos los protagonistas lo asumen y adecuan sus tácticas. A nadie se le ocurrirá llamar a conferencia de prensa en días absorbidos por el fútbol. Ningún diputado anunciará un proyecto de ley en las vísperas o en el día de un partido crucial. Ningún juez filtrará el adelanto de una sentencia ni firmará una resonante en esos trances. Hasta en los intermedios, la omnipresencia futbolera achicará los espacios en diarios y medios electrónicos. Lo que podría ser una tapa, en tiempos “normales”, devendrá una nota. Un título de cuatro columnas correrá el riesgo de transformarse en un pirulo de diez líneas, en un contexto celeste y blanco. El ágora, que en buena medida son los medios, está copado (en la doble acepción del término) por la pasión de multitudes.
Conviene no exagerar, la realidad no se detiene, irrumpe hasta en las transmisiones en directo. La crónica lo registra. El primer partido mundialista transmitido en vivo para la Argentina, la apertura de México ’70, era interrumpido por anuncios oficiales sobre el secuestro de Pedro Eugenio Aramburu. Varios de sus ejecutores (Fernando Abal Medina, Norma Arrostito, entre ellos) eran identificados con fotos de prontuario y señalados por comunicados de la dictadura. En el transcurso del Mundial ’74 en Alemania murió Juan Domingo Perón. El duelo nacional abarcó el levantamiento del aire del último partido de la Selección, ya eliminada.
La puja distributiva seguirá, el canje de deuda continuará sus devaneos, algún suceso romperá la inercia. Pero el clima mundialista forzará conductas condignas de dirigentes variados. Si se anhela ganar empatía con el público, habrá que mostrarse hincha, interesado, macanudo, positivo. Si hay victoria, todos se subirán al carro triunfal. La derrota dividirá aguas, habilitará perspectivas de “capitalización”, narrativas divergentes. El éxito, se supone, es pro oficialista. El fracaso o la catástrofe, cabe aventurar, podrá ser caldo de cultivo opositor.
Sudáfrica llega en un contexto fascinante y enardecido de disputa sobre el rol de los medios, sobre los modos de narrar la realidad. La polémica es tremenda, a veces tan despiadada como iluminadora. La ley de medios divide aguas y se entremezcla (acaso en exceso) con el enfrentamiento entre el kirchnerismo y los grupos multimediáticos, con Clarín a la cabeza. Gran cultor del futbolcentrismo, de la crítica mezclada con la cultura del hincha, el multimedios topa con una instancia inusual, que puede inducirlo a reformar lo que fue su canon durante décadas. Se pispeó en estos días donde la saga de los barras bravas fue preponderante respecto del microcosmos de la pelota.
De cualquier modo, ningún actor político (los medios lo son) elige ser piantavotos. Los primeros pasos acompañarán la ilusión, aunque mechándola con reproches preventivos a la dirigencia de AFA. Julio Grondona, el “fútbol para todos”, las peculiaridades del DT argentino están bajo sospecha. Su asociación al Gobierno es un factor de ruptura, que estallará ante resultados adversos.
No es pura epifanía, siempre hubo algo de eso. El patrioterismo exaltado que provoca publicidades insultantes para la inteligencia deviene inquisición si el equipo es eliminado. Las monedas a los jugadores que volvían de Suecia ‘58, la defenestración de técnicos profesionales, circunspectos y estimables como Marcelo Bielsa y José Pekerman lo corroboraron en el pasado. Pero, en el escenario vigente, una defenestración del cuerpo técnico o de la dirigencia de AFA conllevará (o pondrá en lugar estelar) al propio gobierno nacional: se lo caracterizará como su aliado, su mentor, el promotor del desorden, la bronca y la inconducta. La personalidad de Maradona agrega un voltaje especial, más vale.
Maradona es políticamente incorrecto, divisivo, peleador. Un cultor del conflicto como modo de expresión y acumulación de poder, un émulo de Ernesto Laclau sin saberlo. Diego siempre se pelea con alguien, con “ellos”. Se memora poco, pero en el Mundial del ’86 hacía punta con sus compañeros coreando “Argentina va a salir campeón/Argentina va a salir campeón/ se lo dedicamo’ a todos/la reputa madre que los reparió”. “Todos” eran, básicamente, los compatriotas incrédulos, muchos periodistas, algunos diarios. Lejos estuvo de ser magnánimo, de dispensarles un gesto fraterno, reparador. Esa querella continúa, se hizo slogan reo o guarro en la inolvidable conferencia de prensa en Montevideo tras la clasificación sufrida y agónica.
El “10” es un ídolo querido allende sus caídas y sus errores, pero dista mucho de ser un modelo ejemplar, un prócer acartonado digno de la historia oficial. Provocador, belicoso, intransigente, deslenguado, una mayoría aplastante le avala lo que fuera. Pero deja flancos a la crítica, por sus acciones personales y por sus opciones futbolísticas. La relación de los técnicos de la Selección con la opinión pública es fascinante e inexplorada. Ninguno puede evitar ser arrastrado a convocar al “equipo de todos”, porque sería demasiado desafío a la tribuna. Pero ninguno se priva de elegir jugadores inopinados o colocarlos en puestos inesperados o de prescindir de “imprescindibles”. César Luis Menotti relegó al propio Diego en el ’78 y se obcecó con Olguín. Carlos Bilardo se jugó por Cuciuffo. Diego tiene sus berretines, sus zonas grises: la ausencia de marcadores laterales con oficio, la rara ubicación de Jonás Gutiérrez. Esos hallazgos serán valorados a la luz del score. Y la figura del técnico, que es fácilmente asimilable a la caricatura del kirchnerismo que dibujan sus adversarios (y a veces sus partidarios), también.
Los fastos del Bicentenario sorprendieron a casi todos y significaron (reconoce la flor y nata la clase política) una comprobación de buen humor colectivo y un envión para el Gobierno. El cronista entiende que esos climas son efímeros y no cree que produzcan drásticas mutaciones electorales, que obedecen a cambios más profundos y más perdurables. Pero la fiesta colocó al oficialismo del lado de la “buena onda”, comprobó que los ciudadanos del común quieren sacarle jugo a la vida y disfrutar de un buen cuarto de hora, si cuadra. El Mundial, que a diferencia de los festejos es a cara o cruz, nace bajo su auspicio. Poco más puede atisbarse hoy, pero es presumible que vendrán en combo en los análisis ex post.
La historia reconoce continuidades pero es dialéctica, nadie se baña en un mismo río, menos si ha transcurrido un cuatrienio. Las derrotas dolorosas (Suecia, la eliminación contra Perú para ir a México ’70, la goleada de Colombia en River) crían cuervos y buitres. Cultores del “yo lo dije” proliferan por doquier.
El éxito es, en el espacio público, a menudo insoportable. Acuna chupamedias insufribles, sponsors con patriotismo de opereta, ricos y famosos indignos de su fama que se embanderan, literalmente. Y moralejas berretas acerca de las lecciones que un equipo exitoso destina a la sociedad argentina, tan imperfecta ella.
Siempre sucedió, sucederá esta vuelta, con sus matices. Ni ganar evitará tener que tragar sapos. Igual será una fiesta, como la que describió el imbatible Serrat. Hoy vamos subiendo la cuesta, ricos y pobres. Son contados los argentinos (de cualquier color ideológico o político) que no tienen un hincha adentro. Y los hinchas, ya se sabe, prodigan una fidelidad a la camiseta que ya la quisieran los partidos políticos o los cónyuges.
En el transcurrir, también se tratará de obtener tajada política, lo que es lógico en democracia. E inevitable en un contexto más politizado que la media de los años recientes.
En tránsito a la fiesta, el cronista (hincha él, con demasiados mundiales vividos) fantasea con el buen juego y la victoria de los muchachos. Y con un rato de felicidad para los argentinos de a pie que, en una sociedad cruelmente desigual, son en su mayoría pobres. Espera que el equipo luzca, que Messi estalle de una vez, que los delanteros (que están entre los mejores del mundo) rompan redes, que el arquerito ataje todo, que Mascherano y Jonás rieguen de sudor y solidaridad la gramilla africana.
La historia no frenará su curso ni las contradicciones tocarán a su fin. Un día, que se espera lejano, acabará la fiesta. Persistirán las condignas luchas por la igualdad, por el salario, contra la discriminación y el gatillo fácil, por el cambio en la correlación de fuerzas. Volverán el pobre a su pobreza, el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas. Si vuelven con la Copa, mejor.

miércoles, 9 de junio de 2010


Por Ricardo Forster


El titular de La Nación del último domingo no deja de ser sorprendente de acuerdo con la beligerancia sostenida e inclemente que el diario de los Mitre viene manteniendo hacia el Gobierno nacional. Tomando las cifras de una encuesta que hizo Poliarquía al día siguiente de los festejos del Bicentenario, titula: “Después de dos años mejoran las expectativas sobre el país”, y en letras más pequeñas agrega que “Un 35 por ciento cree que 2011 será más favorable; la percepción negativa de la realidad bajó un 22%”. ¿Ha cambiado acaso la perspectiva política de los editores del centenario matutino? ¿Habrán sido tan contundentes las cifras mostradas por la encuesta de Poliarquía que no tuvieron más remedio que aceptar lo inaceptable? ¿Cómo es posible, se estarán preguntando, que unos festejos multitudinarios hayan cambiado de ese modo el humor de una parte sustancial de la población? ¿Habrá habido alguna otra cosa que permaneció invisible o fue ocultada por los grandes comunicadores? ¿Se habrá quebrado el mito de un kirchnerismo aislado y en retirada e incapaz de generar apoyo social? ¿Será, acaso, que los editores de La Nación están saliendo de la burbuja en la que estaban viviendo y desde la que veían, retrataban y analizaban el país?Cualquiera que, una vez leído ese titular, se dirija a las últimas páginas en las que podrá detenerse en el editorial y en las columnas de sus dos periodistas estrella (Grondona y Morales Solá), verá inmediatamente que la hostilidad hacia los Kirchner sigue inalterable, que el rencor no ha mudado en reconocimiento y que su retórica sigue apuntando a homologar el gobierno de Cristina Fernández con lógicas autoritarias y escándalos de corrupción.Claro que el lector atento percibirá una alta dosis de preocupación ante este giro en el humor social, se encontrará con los lamentos de quienes se desesperan al comprobar, una vez más, el desbarrancamiento de la oposición y la enorme capacidad demostrada por sus enemigos acérrimos a la hora de generar políticas que atraviesan tanto lo económico como lo cultural simbólico.La preocupación de La Nación tiene una fecha obsesivamente señalada: las elecciones presidenciales de octubre del 2011, esa fecha que meses atrás ni les preocupaba porque creían que después de la derrota de junio del 2009 los Kirchner no podrían hacer otra cosa que preparar su retirada. Se han equivocado y lo saben. Veremos cómo encaran esta etapa atravesada por las irradiaciones, que todavía habrá que seguir observando con muchísima atención, de los festejos multitudinarios e históricos del Bicentenario.A La Nación le perturba profundamente el valor político cultural de un acontecimiento que no sólo le devolvió un protagonismo extraordinario al pueblo sino que incorporó de un modo arriesgado y creativo una interpretación atípica de la historia argentina junto con una resimbolización de la travesía latinoamericana. Los herederos de Mitre, los cultores de una historia oficial que invisibilizó a los débiles y a los derrotados, que catapultó al panteón de los héroes a su fundador y al general Roca y a toda la saga liberalconservadora se quedaron de una pieza al comprobar quiénes pasaron a ocupar la galería de los patriotas latinoamericanos (¡qué escándalo que allí estuviera un indio como Túpac Amaru o un revolucionario como el Che! ¡Qué humillación que Salvador Allende y Emiliano Zapata nos observasen desde la altura de su heroicidad! Y, escándalo de los escándalos, que un bandolero como Pancho Villa y un rebelde indómito como Túpac Catari estuvieran en ese salón inimaginado para recordarnos la lucha de los campesinos y de los pueblos originarios).Porque los ideólogos del conservadurismo argentino comprenden perfectamente el altísimo valor político y simbólico que tuvo ese extraordinario gesto de Cristina Fernández, acompañada por gran parte de los presidentes de Sudamérica, que no sólo supuso reivindicar figuras descollantes de la historia continental sino, fundamentalmente, apuntalar un proceso de reescritura de esa misma historia.Una reescritura que también estuvo en el descomunal desfile de Fuerza Bruta, un hecho artísticopolítico deslumbrante y que dejará su huella en la memoria colectiva, en la proyección desplegada en las paredes del Cabildo y en la definitiva incorporación de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo en la avenida principal de nuestra narración histórica. Acontecimientos que perturban de un modo elocuente y decisivo lo que hasta ahora había sido la interpretación dominante y recurrente de la saga nacional.Son momentos fundacionales aquellos que no sólo expresan la reaparición del pueblo en la escena sino que también modifican el imaginario colectivo a la hora de revisitar el pasado argentino y latinoamericano. Y los ideólogos del conservadurismo lo saben muy bien y expresan su honda reocupación. Por supuesto que intentarán reducir este giro del humor social a los efectos del Bicentenario y buscarán desdibujar lo que, a lo largo de estos años, fue recreando la posibilidad misma de un acontecimiento inesperado como lo fue el derrame de pueblo que no salió sólo a festejar una fecha magna o a divertirse escuchando a sus artistas populares, sino que participó de un modo insospechado en la trama más decisiva y significativa de aquello que se desplegó durante cuatro días alterando lo que supuestamente parecía un desencuentro entre un gobierno asolado por sus errores y fatalidades populistas y esas multitudes que salieron para darle visibilidad tanto a su actualidad como a las marcas de una historia que todavía persiste entre nosotros.Lo sorprendente y lo extraordinario se vinculó con las grandes transformaciones y los no menos significativos debates de estos años que podríamos ejemplificar, para no hacer una lista demasiado larga, en dos experiencias decisivas: el camino novedoso que siguió el debate en torno de la nueva ley de servicios audiovisuales, un debate que caló hondo en la sociedad mostrando aquello que la corporación mediática no quería mostrar de sí misma y, por otro lado, lo que ha significado en términos de reparación social y de devolución de ciudadanía a los sectores más vulnerables y vulnerados por las políticas neoliberales la decisión presidencial de implementar la asignación universal.Un acontecimiento que atravesó lo cultural- simbólico, que se metió de lleno en la distribución igualitaria de la palabra y que puso en evidencia la concentración monopólica de la comunicación y de la información, y otro que inició un camino de reparación fundamental, ese mismo que se relaciona con las políticas de protección del trabajo y del salario y que marchan a contramano de las brutales políticas de ajuste que se están implementando en muchos países europeos.Democratización de la palabra y reconstrucción del tejido social, hechos centrales que están en la base de un acontecimiento que si bien asumió la forma de lo inesperado se entrelaza con aquello previo que los grandes medios de comunicación, La Nación entre ellos, buscaron siempre minimizar y hasta invisibilizar.Harían bien los editorialistas del diario de los Mitre y de sus actuales herederos en preocuparse ante una realidad que les devuelve, y nos devuelve, una imagen que no hubieran imaginado ni en su peor pesadilla, aquella que les muestra que algo inquietante y decisivo sucede en la historia de un país cuando las masas populares transforman los festejos de una fecha histórica en la demostración de un pueblo con ansia de participar y de apuntalar aquello que apunte directamente al corazón de la memoria de la equidad y a la búsqueda de una sociedad más justa e igualitaria.Algo de ese deseo se expresó en el fervor del Bicentenario, y algo de esas intensidades quedaron retratadas en la sorpresa del establishment ante lo que no podían ni prever ni imaginar.

lunes, 7 de junio de 2010

Los ciudadanos periodistas

Por Washington Uranga


La conmemoración del Día del Periodista puede resultar una buena oportunidad para hacer una pausa y reflexionar sobre la profesión, pero sobre todo, acerca de lo que esta labor significa en el escenario de la Argentina actual. Para ello será necesario entender que el periodista no es sino un eslabón –importante, pero sólo un eslabón– de una cadena de actividad humana entendida como la comunicación. La comunicación –el proceso de comunicación, para ser más preciso– es una práctica social cooperativa de la que participan empresas, ciudadanos, dirigentes, líderes económicos, sociales y políticos y, también, los periodistas. Si alguno de estos actores falta, falla la comunicación. Es cierto que, de la misma manera que los maestros y docentes son vitales para la educación, los periodistas lo son para la comunicación. Pero su importancia estratégica vale, en todo caso, para medir su responsabilidad y, en ningún caso, para arrogarse derechos por encima de los restantes actores del sistema. Los periodistas, aunque nos cueste admitirlo, nos equivocamos mucho y frecuentemente. Sirva lo anterior para sostener, tal como lo afirmó el prestigioso periodista colombiano Javier Darío Restrepo en una conferencia recientemente dictada en Bolivia, que el profesional de la comunicación tiene que “estar dispuesto a examinar las certezas de uno frente a las certezas del otro”, partiendo de la seguridad de que “nadie tiene la verdad completa y nadie está en el error completo”. Para tener en cuenta en la Argentina de hoy.
Tan importantes como los periodistas lo son las empresas. Cada quien con intereses y funciones diferentes. Los periodistas son asalariados a los que se les paga por su trabajo, por un servicio que brindan a ese proceso cooperativo de la comunicación en el cual la ciudadanía sigue siendo el actor preponderante. También por encima de las empresas. Se puede decir que los periodistas venden su trabajo. Nunca que las empresas compran las opiniones o las ideas de los profesionales de los medios. Porque, como bien lo señala el código internacional de ética periodística (París, 1983), “la información se comprende como un bien social, y no como un simple producto”, y esto significa que el periodista es “responsable no sólo frente a los que dominan los medios, sino, en último énfasis, frente al gran público, tomando en cuenta la diversidad de los intereses sociales”.
Se puede pensar también la actividad periodística desde los fines. ¿Cuál es el bien que el periodismo aporta a la sociedad? La información es un bien social que sirve de insumo para el discernimiento de los individuos y de los colectivos sociales. Es diferente de un producto. Un producto se ofrece, es una mercadería sujeta a la oferta y la demanda. Un bien social no puede estar sometido solamente a estas reglas, sino que requiere de regulaciones y de consensos porque afecta de manera directa al funcionamiento de la sociedad. Por esta razón, sostiene la filósofa española Adela Cortina, la “meta” del periodismo sería “generar una opinión pública madura, de modo que haya ciudadanos y no vasallos, pueblo y no masa” (Cortina, Adela, “Etica de los medios y construcción ciudadana”; en Oclacc-UTPL, Comunicación, ciudadanía y valores, Quito, 2008, pág. 21).
La tarea periodística hoy más que nunca tiene que situarse y entenderse en términos sociales. Algo que resulta sumamente difícil dada la mediatización de las relaciones sociales, el atravesamiento del poder en el escenario mediático y la hipermercantilización del negocio de la comunicación. Atendiendo a lo dicho al comienzo respecto de la comunicación como una actividad cooperativa en la que intervienen distintos actores, también es cierto que el periodista termina siendo el eslabón más frágil, más débil, de esa cadena. Las pruebas están a la vista.
Pero ello no exime de responsabilidades. “El periodista tiene que ser un constructor de ciudadanía” dice Javier Darío Restrepo. Construir ciudadanía es aportar a la generación de opinión pública y hacerlo es trabajar, con honestidad y veracidad ciudadana, en la facilitación del diálogo entre actores diferentes y diversos, en el escenario público de la comunicación. En medio de presiones, tensiones e intereses, que aumentan el desafío pero no disminuyen la responsabilidad.
Son apenas algunas ideas para pensar. Sin ninguna pretensión de verdad. Pero sí como un intento de aportar a la reflexión sobre esta profesión que necesita (necesitamos) mirarse (mirarnos) autocríticamente. También y fundamentalmente porque somos... ciudadanos periodistas.
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Pagina12- 7/6/2010

Ernesto, me tenes podrido

Por Carlos Barragan

Ernesto, me tenés podrido. La vez pasada contesté tu columna porque me citabas directamente aun sin nombrarme. Y esta vez lo hago porque, otra vez sin citarme, leo en tu nueva columna que versa sobre qué es ser periodista: “en estos tiempos en los que se pretende instalar que la única manera digna de serlo (periodista) es recibir una paga –directa o indirecta– del Gobierno y repetir que todos los periodistas son títeres, y que todos los opositores son malísimos y que todos los oficialistas son realmente brillantes”.Me tenés podrido, Ernesto. Porque yo recibo una paga “indirecta” del Gobierno, de la misma manera que lo hacen mis compañeros de programa, una paga que recibimos para criticar cómo se maneja el periodismo cuando las papas queman. Porque ahora las papas queman, Ernesto. ¿Sabés por qué? Porque el grupo económico –que a vos te da tu paga– cuando deba atenerse a nuevas normas elaboradas, dictadas, sancionadas y aplicadas democráticamente perderá gran parte de sus negocios. Y estos negocios incluyen el gran negocio de monopolizar el relato de la realidad. Ya sé que eso no es cierto para vos que no creés que TN, los noticieros del 13, y demás parlantes, hayan saboteado la 125, ni que hayan saboteado el pago de deuda con reservas, a Marcó del Pont, la estatización de las Afjp, todos los viajes diplomáticos, ni que inventen que Carrió es una política lúcida, ni que bombéen la AUH, ni que reprochen (y tergiversen) día a día cada dicho de la Presidenta, ni que tilden de mentira cada anuncio oficial, ni que llamen “piquete” o “caos de tránsito” a toda expresión social… y la lista es interminable, Ernesto. Porque aunque vos no lo creas la mayor empresa periodística del país –que es en la que trabajás– no para ni un segundo de maquinar para imponer su verdad. Que no es una verdad cualquiera (todos tenemos una) sino la verdad de un grupo económico que intenta sobrevivir cuando las papas queman. Y las papas queman, Ernesto. Porque además esa empresa que paga tu sueldo nació, creció, se desarrolló y se volvió hegemónica entre sus competidoras de manera tan oscura que hasta parece que las torturas fueron parte de su fundación. ¿Pensás que lo de Papel Prensa es otra manipulación?Y esa empresa, esa que vos no creés que esté fuera de sí para autoconservarse, tiene el problema de que su dueña podría ser apropiadora de hijos de desaparecidos. Tanto podría serlo que hace nueve años que está evitando la resolución del caso.Entonces, Ernesto, me tenés podrido. Porque la máquina periodística donde trabajás está puesta al servicio de evitar a cualquier costo que se compruebe el delito de apropiación de personas, el delito fundacional de Papel Prensa, y que se aplique una ley democrática que choca contra su funcionamiento hegemónico. Esa empresa periodística usa al periodismo como una palanca para sobrevivir como empresa comercial.Y hablás de periodismo y dignidad, Ernesto. Y te enojás con quienes señalamos esto, y te tomás el trabajo de encontrarle virtudes a Majul, a Morales Solá, y a Santoro. ¿Qué tal si buscás algún delito resuelto por el Fino Palacios, o si te acordás de lo bien que hizo Menem en sacar el servicio militar, de contar que Neustadt le dio trabajo a un adolescente y hombre de bien Carlitos Ulanovsky, o que Cecilia Pando es una mamá copada?Tu idea es que nada es blanco o negro, que todo es un poco de todo, que las cosas no son tan claras, que no hay buenos ni malos, que nadie es dueño de la verdad, que no se puede tirar la primera piedra y un montón de clishés más para explicarte a vos mismo que el mundo es un lugar inasible, gelatinoso, donde todos somos más parecidos que diferentes. Pero las papas queman, Ernesto. Hay cosas que están cambiando y hay quienes quieren que cambien, y otros que no. Y habemos quienes ponemos la cara para que las cosas cambien, y nos sentimos en el lugar correcto.Yo soy uno de esos que cobra, como decís vos, “indirectamente” del Gobierno. El mismo Gobierno que paga a los maestros para enseñar, a los médicos para curar, a los policías para cuidar, y a mí para que pueda pensar sin las presiones de las buenas empresas. Que son buenas, pero a veces se vuelven demasiado poderosas. Y me pagan, me pagan con menos ceros de los acostumbrados en la tele. Como para que ese dinero no me genere un amor desmedido por quienes me pagan. Ese amor, ese Síndrome de Estocolmo que a veces viven los periodistas estrellas, engordados desmesuradamente para que hagan suya la lógica empresaria del millón, el dos, el tres, y el infinito.Porque las papas queman, Ernesto.Por eso cuando decís: “Ojalá el periodismo no se transforme en la mediocridad de cobrar un sueldo en el Estado para elogiar al Gobierno y detractar a sus críticos”, yo siento que forzaste una abstracción que no abunda en honestidad intelectual.¿De qué críticos al Gobierno hablás? ¿de Magnetto? ¿de la Sra. de Noble? ¿de Mariano Grondona? ¿de Blank? ¿de Kirschbaum? Ya lo sé, no te gusta que se ataque a la gente, porque nadie es un “malo absoluto”. Pensás que eso es berreta, de barricada, es la lógica del amigo/enemigo. Una baratija dialéctica para engañar a los incautos.Pero la mediocridad de cobrar un sueldo del Estado para elogiar al Gobierno, es muy parecida a la grandeza de cobrar de Clarín para elogiar a Clarín.¿Estoy loco, o alguna vez te escuché elogiar a Clarín porque ahí trabajás en libertad?Yo no creo que por eso seas un mediocre ni un héroe. Tendrás alguna buena razón para querer estar ahí, pero para eso necesitás olvidarte que estás en un lugar donde hoy el periodismo se pasa por una picadora de carne. Y donde tu libertad individual en el mejor y más triste de los casos sirve como el aceite que lubrica a la máquina de desinformar. La máquina de proteger a la máquina.¿Creés que en Mitre me querrán dar un programa a mí? ¿Y si voy con Pablo Llonto? ¿O a Sandra Russo, o a Galende para escuchar “todas las voces”?Me tenés podrido, Ernesto.Mis elogios al Gobierno los hago desde antes de estar donde estoy. Los hacía gratis. En realidad esos elogios los pagué de mi bolsillo. Los pagué con alguna oportunidad de trabajo perdida. Y mis críticas al Gobierno las hago entre amigos, porque el espacio que tengo en la tele. prefiero usarlo para criticar a quienes no quieren nada de lo bueno del Gobierno. ¿Te parezco muy indigno?Tu columna habla del Día del Periodista, y escribís “en estos tiempos me vienen a la memoria muchas de las historias valientes, íntegras y conmovedoras…”.Mirá, Ernesto, en estos tiempos para el periodismo las papas queman, y no me parece conmovedor haberse quedado bajo el ala de la corporación periodística más poderosa que existió en el país. Corporación que a tu mencionado diario Di Presse, seguramente –y como es su estilo– no le haría la vida fácil.A mí, como a vos, me encantaría que hubiera más de un buen diario escrito en idisch, diarios en mapuche, en guaraní, diarios de derecha, diarios zurdos, diarios fachos, diarios brillantes, y diarios mentirosos también.Por eso defiendo la ley de medios, y por eso estoy orgulloso de estar en Canal 7.Por eso me tenés podrido. Porque las papas queman, y vos seguís mirándote el ombligo. Porque nos agarró una granizada, y vos pensás que hay gente mala que te tira piedritas blancas. Y es que graniza, nomás.Porque el clima a veces cambia, te guste o no te guste.